Verónica (2014) “Terror teatral con algún susto y alguna que otra carencia”

De la mano de los directores Gabriel Olivares, responsable de diversas obras teatrales y de algún que otro corto y guión cinematográfico, y Carlos Molinero, director del drama “Salvajes” en 2001, y para las compañías El Reló producciones, TeatroLab e Hiato Compan llega la obra teatral de terror “Verónica”, una gratísima noticia para cualquier aficionado al género. Y es que poder disfrutar de nuestro género favorito en un teatro es una sensación magnífica. Luego todo depende, claro está, de los resultados finales, ya que no es un género sencillo para llevar a este arte escénico, más aún contando con un presupuesto ajustado, como es el caso.

Así la obra está únicamente compuesta por cuatro actrices, Ana Villa, reconocible para el público por su participación en la serie de televisión “Amar en tiempos revueltos”, Cecilia Solaguren, también vista en la pequeña pantalla, Silvia de Pé, actriz de cortometrajes y teatro, y Lorena Berdún, la famosa sexóloga de la tele, si la misma. Y es que comenzó su carrera de actriz allá por el 2005. La obra cuenta con una escenografía con un decorado único, el cual muestra un teatro del colegio donde estudiaron las cuatro amigas tiempo atrás. Pero tampoco voy a desvelar nada de su sinopsis, ya que la misma es muy aclaratoria, solo tenéis que echarle un vistazo.

Y ahora centrándonos totalmente en la obra solo nos queda decir, como opinión general, que estamos ante un interesante intento de llevar el terror al teatro, aunque nos deje con ganas de más. Porque los efectos, que no son demasiado llamativos, no consiguen dar grandes sustos, aunque si hay gente que se sorprende durante la representación y en dichos momentos, como se puede ver, por otra parte, en el interesante tráiler de la obra. Pero para cualquier aficionado al terror estos no le sorprenderán en demasía, y eso que siempre trato de dejar la mente en blanco y disfrutar de todo lo que veo.

Aparte la decisión de incluir algún elemento poco claro, tipo la bola de espejos, o las tiras de bombillas de colores, la verdad no entendí muy bien el porqué de las mismas, nos descolocan un poco. Al igual que muchos de los sustos, o intento de dar los mismos, y es que se abusa del oscuro en demasía, al igual que el uso de la platea como espacio escénico por momentos descoloca. Aunque he de reconocer que en algunos momentos si funciona, y, curiosamente, el público empatiza bastante bien con la obra, lo cual es lo más importante.

De todos modos lo que más falla es la propia historia, la cual está demasiado estirada. Quizá un cuarto de hora, o más, de recorte en la obra le vendría de maravilla, y la haría más contundente. Porque esto es lo que le falta, contundencia. Porque la historia de las cuatro amigas no da para estirarse tanto. Además tenemos cuatro perfiles bastante clásicos. Tenemos la macarra, que no podía faltar, la guapa y tontita, la enferma, que lleva a todas al lugar en cuestión, y la mas mayor y más maternal.

Y si bien en la primera parte, en la presentación de personajes, la historia cumple, poco a poco se va haciendo algo densa. Además, y como apunté anteriormente, la decisión de bajar a platea, por parte del elenco, de primeras funciona, pero en un momento dado se vuelve algo repetitivo. Al igual que los acercamientos al público, los cuales resultan algo forzados.

De todos modos una de las cosas que más me decepcionó, y este matiz si me molestó, es la ausencia de sangre. Porque en el cartel tenemos el líquido rojo, y en ningún momento vemos ni una gota de la misma, y claro, siendo seguidor del terror esto me escoció en demasía. Al menos la presencia fantasmal, una especie de híbrido del clásico, y actual, fantasma oriental y sus clones, en forma de remakes, norteamericanos, si funciona. Pero en sus apariciones se denota el presupuesto de la obra, algo a tener en cuenta a la misma. Porque tampoco podemos exigir más de lo que debemos.

En cuanto a las interpretaciones he de destacar a Ana Villa y Cecilia Solaguren por encima de sus otras dos compañeras. A Cecilia se le nota unas buenas tablas en escena, y Ana realiza una interpretación muy interesante. Porque Silvia de Pé quizá adolezca de su perfil, tan clásico como forzado. Y si bien es la que mas juego da al público, es la que mas desentona en varios momentos, y Lorena Berdún, el día en que yo pude disfrutar de la obra, no estuvo demasiado acertada… Y no puedo calificar a una actriz de teatro por tener una noche algo menor.

Aparte otro de los lastres de la obra es que el terror que se nos muestra es algo infantil, quizá sea algo buscado, pero queda algo tosco. Al igual que el tramo final, donde la obra vuelve a subir enteros y donde tendremos momentos de tensión, aunque quizá debieron dar algo más de sí. Porque la resolución es aceptable, pero nos deja con ganas de algo más. Amén del momento final, no me gustó el uso de un vídeo para cerrar la obra. Muy deudor del formato cinematográfico, pero muy poco apropiado para el teatro, porque con los medios de los cuales disponían, y que vimos durante toda la representación, podrían haber hecho otra cosa aún mas interesante.

En definitiva, una obra que pudo dar más de sí pero que resulta una experiencia recomendable. Quién busque sustos al uso esta obra solo le dará un par de sustos, y quien quiera ver terror en teatro podrá disfrutar de esta interesante propuesta, la cual, ojalá sirva, para afianzar el terror en el teatro. Y es que pocas obras salen en este formato, y mayormente en micro teatro. Gracias por la iniciativa, aunque queden bastantes cosas por pulir.