Críticas- El monstruo de los volcanes (1962)

“Monster movie mexicana cutrecilla y chabacana”

En 1962 Jaime Salvador rodò dos pelìculas sobre un mìtico monstruo muy similar al famoso Yeti, esta, que serìa la primera entrega, aunque este dato aùn no pude corroborarlo, y El terrible gigante de las nieves, tìtulo que tambièn se usò para el mercado extranjero de la pelìcula que nos ocupa. Vamos que esta saga necesita un pequeño estudio, recordemos que Jaime Salvador rodò diversas cintas de gènero, como Los muertos no hablan o La señora muerte.

Ambas entregas estàn protagonizadas por Joaquín Cordero, Dr. Satàn y la magia negra o Cien gritos de terror, y Ana Bertha Lepe, El asesino invisible o Santo contra el cerebro diabòlico. Aparte otros actores participaron en ambas entregas tambièn, podemos destacar al veterano Andrés Soler visto en Orlak, el infierno de Frankenstein, a Carlos Suárez, habitual de las cintas de el Santo, a José Dupeyrón, Chanoc en las taràntulas, a Víctor Alcocer, Chanoc contra el tigre y el vampiro, a Jorge Russek, Santo vs las lobas, o a Salvador Lozano, La cabeza viviente.

Unos accionistas extranjeros quieren hacer un funicular en las montañas de Popocatépetl, lo que no se esperaban era la apariciòn del monstruo del volcán, un ser similar a un Yeti. Aparte el Dr. Moztecuma tiene un amuleto que contiene el plano de un antiguo tesoro que los accionistas querràn conseguir, aunque Jorge Mendez tratarà de impedirlo y salvar asì màs vidas. Ademàs el monstruo tiene unos poderes psicològicos y està apoderàndose de Lupe, la hija del Doctor.

Una monster movie mexicana deudora de las cintas de monstruos yankees de la època o mejor dicho de la dècada pasada, en especial las relacionadas con el Yeti, tipo El terror del Himalaya o El abominable hombre de las nieves, aunque sea inglesa, pero ubicando al monstruo en un volcán. Contando con un guiòn algo flojo y mal desarrollado y con un monstruo bastante chabacano que es una especie de Yeti, bastante cutre, usando la tècnica del suite-motion. Es decir usando disfraz, aunque es un disfraz realmente pobre, menos mal que està rodada en blanco y negro. Encima tiene poderes psíquicos, lo cual pudo dar muchìsimo màs de si, y una fuerza sobrehumana, que menos. Los rubros tècnicos son aceptables, algo habitual de las pelìculas mexicanas de la època, habìa un buen sindicato, y bastante profesional.

Resulta muy impactante la primera secuencia donde vemos al monstruo hablar telepàticamente con Lupe, a la cual hipnotiza como si de un vampiro se tratase. Ademàs tiene montado una especie de harèn en su cueva, algo que daba màs juego del que da, que es pràcticamente nulo. Con una voz con bastante eco que no queda del todo empastada, ademàs como el monstruo tiene poca movilidad resulta màs cutrecillo si cabe.

El elenco cumple, con perfiles y actuaciones muy tìpicas del cine mexicano. Los obreros bonachones o malvados, pero algo torpones, el “héroe” que sobreactua cosa mala, en este caso interpretado por Joaquín Cordero, y una chica hermosa que es hipnotizada y que realiza el papel de la guapa tonta. Muy forzado tambièn.

Afortundamente la pelìcula dura unos 76 minutos, donde veremos clàsicos momentos de engaño por parte de los malhechores y la consiguiente venganza del monstruo, aunque la parte final es del todo estrambòtica. La lucha entre nuestro monstruo y nuestro héroe, Jorge, para quedarse con la muchacha es para verla, posiblemente una de las peores jamàs vista. Y el final creo que os lo podéis imaginar, lo que hace el kárate. En breve comentarè su secuela, que leì que es hasta peor.

Un monstruo muy similar al conocido Yeti, pero con poderes psìquicos, es el encargado de guardar un tesoro dentro de un volcàn donde tambièn mantiene un pequeño harèn, con esta premisa podrìamos esperar una gran joyita, algo muy alejado de la realidad ya que la cinta resulta algo aburridilla. Sobre todo por las buenas premisas que tenemos pero que no se aprovechan, siendo esto una pena. Forma una saga con El terrible gigante de las nieves rodada el mismo año y con el mismo elenco que esta, pero resulta una saga algo pobretona.

Óscar Arias