“Slasher con demonio, muy típico, que cumple a las mil maravillas”
Estamos ante la enésima propuesta de terror teen del nuevo siglo. Os cuento. Tenemos a grupo de adolescentes universitarios que van de viaje a México, dos de ellas súper amigas y enamoradas del mismo chico. Y tenemos al gay, el cual podríamos cambiar por el amigo negro, más otra pareja, siendo el novio prepotente a más no poder. ¿Qué, os suena? ¿No? Entonces es que no habéis visto las 10.000 películas con el mismo argumento inicial. Solo queda saber si serán puteados por una familia de rednecks caníbales o por narcotraficantes o un asesino en serie o un ente demoníaco, o vete tú a saber.
Pues bien, serán acechados por un ente demoníaco. Y con este dato ya cerramos, sí, todavía más, el cómo va a ser la película. Y, qué demonios, no fallamos en absoluto. Porque sí, todo lo que estáis presuponiendo ocurre, en mayor o menor medida. Y es que la productora Blumhouse tiene muy claro qué tipo de productos saca a la luz, y hay que reconocer que lo hace con gran, y grata, solvencia.
Porque sí, es cierto que esta cinta es más de lo mismo y que lo hemos visto mil veces. Pero funciona, y lo hace a las mil maravillas. Un servidor no necesita más para pasar un rato entretenido viendo morir a adolescentes descerebrados. Sí, qué queréis que os diga, este tipo de propuestas me siguen encantando. Y más aún si están hechas sobre las bases funcionales del género y notándose respeto y pasión por el mismo. Algo de lo que muchos carecen.
Ya que el libreto funciona, eso que contó con cuatro guionistas. Algo que suele ser síntoma de descalabro argumental. Pero el director, que también participa en labores de guión, Jeff Wadlow sabe perfectamente qué quiere mostrar y el tipo de producto que tiene que rodar. No es de extrañar ya que ya nos sorprendió con “Cry wolf” en 2005 y la secuela de “Kick Ass” en 2013. Sabe que va a rodar algo mil veces visto y que conjuga elementos de “Destino Final”, muy especialmente, y el slasher más típico y tópico de las últimas décadas. Vamos que solo falla que no hay nada de destape, que el resto lo tenemos absolutamente todo.
Por lo que no entiendo a los críticos, y supuestos aficionados al terror, que la ponen a parir. No doy crédito, de verdad. Porque si bien es más de lo mismo, me repito, funciona muy bien. Mantiene un ritmo más que correcto, tiene momentos intensos, muertes potentes, aunque sí, cabría esperar algo más, y sus múltiples trampas de guión. Y que sí, que ya nos las conocemos, pero coño, disfrutemos de la cinta y dejemos de criticar sin más. A mí este cine me apasiona, y estas propuestas me siguen entreteniendo lo suyo. Que es de lo que se trata.
Aunque sí, es cierto que el tratar de hacer un producto más “para todos los públicos” puede jugar en su contra, pero Blumhouse sabe a lo que juega, como ya hiciese la Dark Castle hace veinte años. ¿No veis similitudes? Porque las hay, y a patadas. Yo ya soy de los acólitos de la productora, y siempre que veo su logotipo se, más o menos, el tipo de producto que tendremos entre manos. Y sí, a veces funciona y otras no. Pero esta “Verdad o trato” funciona.
Entrando en materia, es cierto que ningún rubro técnico destaca. Eché en falta una banda sonora algo más potente, especialmente. Pero cumple de sobra. La foto es algo desigual, cierto y el montaje es resultón. Pues vale. Lo mismo que pasa con las actuaciones, donde hay de todo. Ya que si bien Lucy Hale, vista en “Scream 4” (2011) o “Fantasy island” (2020) del propio Wadlow, es quien lleva todo el peso dramático, cumpliendo sin más, y está bien secundada por Violett Beane y Hayden Szeto, la dupla Tyler Posey y Nolan Gerard Funk son bastante desesperantes. Uno como “novio” de una de las amigas y otro como el amigo prepotente. Pero quizá alguna de esas actuaciones también estén algo forzadas para que el espectador tenga ganas de que esos personajes mueran, y que lo hagan de la forma más brutal posible…jajaja
En cuanto a las muertes decir que hay de todo. Hay momentos más tensos, más gores y otros más light. Resultando la suma de todos bastante correcta. No puedo pedir más, bueno, algo de gore de más siempre se agradece. Pero lo que más me gustó fue la aparición del demonio en las caras de la gente. Un detalle muy bueno, y sobreexplotado, que queda de fábula. Por una vez un efecto digital, muy cantoso, queda bien empastado. Y sí, que es tramposo y todo lo que se quiera, pero cumple y a mí me enganchó. Y que también, que ya lo habíamos visto, ¿y?
Porque el kit de la historia os lo podéis imaginar con el propio título. Es el juego del “truco o trato” y quién no cumple muere, así sin más. Donde las trampas y licencias están a la orden del día, solo faltaría. Algunas si es cierto que son demasiado forzadas.
Además, y como cabía esperar, el final es más de lo mismo. ¿A que no os lo esperabais? Pues sí, tendremos maldición, lucha final, trampa contra el demonio y trampa del demonio con la, clarísima, intención de la productora de ver si hay franquicia posible. Y si bien esta cinta cumple, no sé yo si ayudaría algo una secuela. Creo que se puede dejar aquí al personaje. Que el final se les fue un poco de las manos.
En definitiva, un slasher más que habitual y muy deudor de otros títulos, algunos mucho mejores, que cumple sin más. Y lo hace con sustos correctos y de los que no se abusa, algo de gore, y un demonio sonriente en la tradición “Creepy” más maravillosa. A mí me encantó.
Óscar Arias
La Mansion del Terror - 7.5
7.5
Género; Slasher
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