Crítica- Una droga llamada Helen (1970)

“Giallo menor de Lenzi que se pierde por momentos”

Tercera entrega de la denominada primera trilogìa giallesca de Lenzi, formada por esta, Orgasmo y Asì de dulce, asi de perversa. Dentro de este gènero rodò otros tìtulos como Detrás del silencio, El ojo en la oscuridad, Siete orquideas manchadas de rojo o Un lugar ideal para matar. Lo protagoniza Carroll Barker, quien participase en todas las cintas de esta primera trilogìa de Lenzi, o en Detrás del silencio, , ademàs de otros productos de gènero como El dulce cuerpo de Deborah, le acompaña Jean Sorel, La corta noche de las muñecas de cristal, Una historia perversa, etc, o Luis Dàvila, La venganza de la momia o Coartada en disco rojo, o Albert Dalbès que ha trabajado en innumerables cintas de Jess Franco.

Al salir del hospital despuès de un grave accidente de tràfico, Helen recibe un telegrama de su ex-marido Mauricio pidiéndola que vaya a visitarlo, esta irà a su encuentro y descubrirà que se ha casado con una rica heredera, Constance, que al parecer es la que enviò el telegrama a Helen. Allì Constance le pedirà que la ayude a matar a Mauricio, cosa que Helen intentò tiempo atràs, siguiendo un cuidado plan y ayudàndose de Albert, al que pretenden engañar, que es el juez de la zona. Pero todo se complicarà y Constance morirà, siendo finalmente un crimen perpetrado entre Mauricio y Helen pero cuando Susan, la hija de Constance, llegue a la casa investigarà hasta dar con los asesinos, aunque todo puede llegar a ser mas enrevesado y las subtramas están por ser descubiertas.

Interesante giallo de Lenzi que tiene influencias de Hitchcock pero que es algo tedioso en algunos momentos debido quizà a una direcciòn algo plana y a descuidos en la fotografìa o en la creaciòn de las distintas atmòsferas. Y eso que hay momentos muy conseguidos por Lenzi, con un uso, que no abuso, de zooms y primeros planos bien montados y estructurados dentro del guiòn.

Guiòn interesante aunque con algunas pequeñas lagunas, en momentos es destacable la colocaciòn de los personajes dentro de los planos, algo que me llamo la atenciòn ya que no es habitual ver a Lenzi cuidar tanto estos detalles, aunque lamentablemente no es algo que ocurra durante todo el metraje y nos hace pensar que se cuidaron cuando había tiempo de rodaje. Es una pena ya que le daba un toque elegante y sofisticado mas que destacable.

Y es que volvemos a tener un giallo de Lenzi algo complejo y si bien parte de un guiòn estructurado no cuanta la historia de forma lineal y llamativa, teniendo algunos saltos temporales muy exagerados y poco organizados. Porque el bueno de Lenzi vuelve a flojear cuando lo tenia todo a su favor.

Encima aquì contò con un gran elenco, donde sobresalen varios actores. Tenemos a Carrol Barker realizando francamente bien el complejo papel de Helen, complejo debido a la direcciòn mas que a su guiòn, cosa sorprendente, o a Jean Sorel como play boy, que queda algo desaprovechado en gestos y miradas, o Marina Coffa quièn hace un gran papel aunque estè algo desaprovechado. Y asì casi la totalidad del elenco que da la sensaciòn de ir a medio gas debido a la direcciòn de actores o casi al planteamiento del ritmo de la grabaciòn.

Ademàs cuando llegamos a los momentos clave Lenzi cambia a un rodaje mas ràpido, como si no estubiese seguro de como rodar el final del guiòn que tenia entre manos y , por ejemplo, al personaje de Albert le hace dar tumbos como una marioneta quedando algo pobre ya que falta credibilidad en estas situaciones. Aunque claro todo se solucionarà en el ùltimo segundo con varias vueltas de tuercas tan propias del gènero. Aun con todo es una cinta entretenida.

Giallo menor de Lenzi que realmente destaco mas en las explotaciones del cine de zombies o canìbales ya que en los giallos siempre iba un par de pasos por detràs de sus cohetàneos y quizà siempre le faltò algo mas de fuerza o valor en sus realizaciones mas “serias”. Pero sigo pensando que Lenzi es un director a reivindicar y que aunque sus trabajos no sean de lo mas destacados del gènero, algunos excepciones hay, son dignas de menciòn y reconocimiento. Esta desde luego es una muestra de lo que le solía pasar a Lenzi, pero realmente es entretenida y se puede disfrutar, que no es poco.

Óscar Arias