“Interesante slasher patrio repleto de sangre que tiene peor fama de la merecida”
Como es del todos sabido a finales de los noventa él, genial, género del slasher se reinventó gracias a Wes Craven y su “Scream: Vigila quién llama” (1996), a la cual siguieron no pocos títulos, tanto en USA, “Leyenda urbana” (1998) o “Sé lo que hicisteis el último verano” (1997), como en el resto del mundo. Así no es de extrañar que dicha moda llegase a España, país con una enorme tradición dentro del cine de género, si no bien por su calidad si por su cantidad.
Así en España aparecieron títulos como esta “Tuno negro”, que nos ocupa, al igual que “School Killer” (2001), “Más de mil cámaras velan por tu seguridad” (2003) o “El arte de morir” (2000), teniendo todas ellas unas críticas bastante negativas, lo cual no deja ser bastante merecido, por otra parte.
Aunque he de reconocer que esta “Tuno negro” siempre me gustó. Si, seré de los pocos aficionados a los que este título de Pedro L. Barbero, Vicente J. Martín disfrutó como un enano, sabiendo de todos y cada uno de sus fallos, que no son pocos. De hecho fue tan sacudida por la crítica que los directores no han vuelto a rodar mas trabajos, bueno Barbero realizó una Tv movie en 2011.
Pero, ¿Qué tiene “Tuno negro” para que sea tan duramente golpeada por crítica y público? Pues realmente no lo sé. Soy un fanático del slasher, principalmente ochentero, y esta cinta me parece del todo aceptable y disfrutable, de hecho bastante disfrutable.
Quizá su primer problema esté elenco. Y es que en España tendemos, siempre, a menospreciar a nuestros actores, y, sobretodo, a encasillarlos. Algo que nunca hacemos con los extranjeros, cosa que siempre me ha sorprendido. Así tener un elenco formado por Silke, Jorge Sanz, Fele Martínez, Patxi Freytez, Rebeca Cobos, Sergio Pazos o Maribel Verdú, entre otros, no da al público español buenas sensaciones, sino más bien todo lo contrario.
Y sí, no seré yo el que diga que “Tuno negro” es original, o que destaca por algo concreto. En absoluto. Pero si seré yo el que defienda este título como un interesante slasher, posiblemente el mejor slasher español de los últimos años, aunque este matiz tampoco diga nada realmente positivo.
Porque los problemas de esta cinta comienzan con su inicio, el cual siempre se habló de ser una copia, muy mala, del realizado por Craven en “Scream”. Y me pregunto yo, ¿Qué slasher no copia los cánones de los grandes slasher? Repito, soy un enamorado del género, y esta crítica atroz me parece un sin sentido. Cierto es que no tenga la fuerza o el ritmo de la cinta de Craven, pero es que ningún otro slasher de la época lo tuvo.
Y sí, es cierto que el guión hace aguas por doquier, que los actores son demasiado mayores para los personajes que interpretan, algo clásico en el género, por cierto, y que los saltos temporales son de aúpa. ¿Y? Esto es un slasher y hay que disfrutarlo por eso mismo, una carnicería sin más. Y aquí hay que agradecer a la dupla Barbero- Martín el mostrar no pocas escenas gore, y asesinatos violentos. Muchos del todo ilógicos, como bien manda la tradición, por cierto. Y si, que no es una buena película, pero como slasher cumple, que no es poco.
Tampoco dejo de aceptar los flojos elementos del giallo italiano que tiene esta cinta, los cuales no funcionan en demasía. Y es que los elementos policiales hacen aguas en infinidad de ocasiones. Al menos en el tramo final tenemos tal desparrame que hasta hace gracia, porque la escabechina que se crea, que no tiene ni pies ni cabeza, no deja de ser un autentico festín, como era el género en los ochenta, por otra parte. Aunque es cierto que aquí se les va bastante de las manos a los directores, pero es que el guión no ayuda en lo más mínimo.
Por otra parte nuestro killer tampoco destaca en demasía. Cumple, pero no deja de ser un asesino algo descafeinado, una entremezcla del slasher y el giallo, sin tener una consistencia adecuada ni un empaque lo suficientemente serio como para no tomarse, especialmente, el tramo final a guasa. Porque eso de tener a decenas de tunos vestidos igual.. Un sin sentido estrepitoso.
No puedo dejar de hablar de los rubros técnicos. Y realmente ninguno destaca ni desentona. Mucho se ha hablado de la banda sonora, y tampoco me parece tan mala. Pasable y poco, poquito, más.
Sobre las actuaciones que decir. Nadie destaca sobre un listón bastante bajo. Los protagonistas, Silke, Jorge Sanz, o Fele Martín, realizan interpretaciones de estar por casa. Aunque parece que la dirección de actores es inexistente debido al tono tan diferente de cada personaje. Algo que jamás puede ayudar a un actor, parece que cada cual hace la interpretación que cree más adecuada, o que más le interesa. Vamos un pequeño gran desbarajuste.
Otro elemento a comentar son los elementos eróticos y sexuales. La cinta está plagada de diálogos soeces, del todo injustificados, y que hacen mucho daño a la cinta. Al igual que las diversas escenas de cama, siendo bastante calamitosa la que realizan Silke y Fele. Muy mal dirigida y peor montada, una pena.
Sobre el final, que tiene traca, solo decir que cumple, que demonios. Cierto es que el personaje de Enrique Villén está excesivamente desparramado, pero esto es un slasher. Aunque la matanza sin sentido pudo ser bastante más interesante, porque resulta bastante carcajeable. Así igual que la lucha final entre el killer, “sorpresa incluida”, y el policía. Se debería haber realizado una coreografía más realista.
Amén del mensaje final, muy deudor del cine made in USA, aunque aquí nos guste reírnos a gusto de este tipo de finales si los hacemos nosotros mismos, curioso, ¿no?
Y sí, yo tampoco comprendo que hace un actor como Eusebio Poncela en un personaje como el de Don Justo, un perfil a mitad de camino de ninguna parte.
En definitiva, un slasher patrio que es mucho mejor de lo que siempre leí. O será que un servidor tiene flojera con algunos títulos de mi bien amado slasher. Eso sí, otros slasher patrios son infinitamente inferiores a este, los cuales no citaré y todos conoceréis. Porque este, al menos, cuenta con sangre, acción y desnudos en sus casi 110 minutos de duración, otro de sus desaciertos. Siempre defenderé este título, el cual, curiosamente, funcionó bastante bien en taquilla, aunque fue vapuleado por crítica y público.
La Mansion del Terror - 7.4
7.4
Género; Slasher
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