Crítica- Sexandroide (1987)

“Ultragore francés de quilates. No apto para todos los públicoss”

Dirigida por Michael Ricaud, habitual del porno guarro francés, o eso creo ya que no encontré demasiada información sobre él, salvo que es un director maldito y totalmente underground. Contando con un elenco que no aparece en los créditos, por lo que no sabemos nada de él, salvo que aparecen tres mujeres, y el hombre parece siempre ser el mismo, pero quién sabe.

La sinopsis la hice yo, a falta de algo mejor, por lo que es bastante clara y realista, y me he quedado corto, pero para explicarla algo más viene esta parte. Porque la cinta es un joya de la psicotronía más brutal, pudiendo competir claramente con la saga Guinea Pig y similares de nuestros amigos orientales. No hay concesiones, ni diàlogo, solo una pequeña presentación al comienzo de la segunda historia, que va en versión original y no entendí, aunque no es necesario en absoluto.

La primera historia narra como alguien hace vudú a una mujer que se encuentra en un bar, quién al ir al baño comienza su peculiar calvario, ultraviolento y sádico. Sadismo que desprende toda la cinta, se nota que son paisanos del Divino Marqués. Seremos testigos de una tortura a la que la mujer no hace nada por salvarse, quizás debido a que se encuentre borracha, pero la cantidad de calamidades que le produce su ejecutor son brutales. La intoxica, la desnuda, la revienta la vagina, los ojos, la corta el cuello, la quema la cara y finalmente la cuelga. Tremendo. No es que sea excesivamente bruto, ya que está rodado algo oscuro, pero la sensación es brutal.

La segunda historia, y la mejor con gran diferencia, es a la par la más salvaje y desquiciada, y supera a muchas cintas del ultragore alemán o japonés. Vemos a una muchacha llegar a una especie de mazmorra, allí se encontrará con un monstruo al que intentará asesinar sin conseguirlo, luego ella misma comienza unos juegos sadomasoquistas sola, pero pronto aparecerá nuestro amigo quien comenzará a torturar de forma realmente brutal a la muchacha. Pero disfruta de una manera enfermiza, seremos testigos de un catálogo de torturas apabullante, ciertamente bien rodadas.

Usando trucos que parecerían sacados del Grand Giñol, agujereamiento de los pezones y la lengua, extracción de un ojo y los pezones, castigo con un látigo, automutilación, acuchillamiento y hasta una especie de harakiri. Es realmente brutal este sktech y no recomendado para todos los gustos. Comentar que he encontrado que este sketch lo han llegado a representar en salas francesas, y es que los gabachos son tremendos aunque no lo parezcan.

La tercer historia, muy floja, nos relata como una mujer va a un velatorio y es atacada por el supuesto muerto, que a la par que la desnuda, faltaría menos ya que durante todo el metraje hay mujeres enseñando tipo, la muerde convirtiéndola en vampira, la cual comenzará un baile, de un tema de Tina Turner. Baile realmente espantoso acabándolo dentro del ataúd del vampiro que sacará un cartelito de no molestar, encima su punto cómico.

Me ha parecido soberbia, totalmente recomendable pero para pocos públicos debido a su extrema violencia gratuita en muchos puntos. Tiene una psicotronía tan extrema que se hace deliciosa en sus apenas 57 minutos de duración, y como encima no tiene practicamente diálogos pues se puede ver con facilidad, si se tiene aguante, claro está. Totalmente recomendada.

Óscar Arias