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Crítica- Sensoria (2016)

“Terror sueco menor. La falta de ritmo y tensión hace empequeñecer a esta cinta de fantasmas mil veces vista”

En el nuevo siglo ha surgido un cierto número de producciones de terror desde Suecia, país con un bagaje escaso en este tipo de lides. Así hemos podido disfrutar de joyas como “Déjame entrar” (2008) o “Frosbitten, 30 días de noche” (2006), como títulos más destacados. Pero en el pasado 2016 nos trataron de vender el último gran trabajo sueco de terror, “Sensoria”, del debutante Christian Hallman, la cual arrastra unas críticas excepcionales y frases promocionales que hacen augurar lo mejor. Pero, lamentablemente, no lo es.

El propio Hallman se encarga del guión junto, al también debutante, Måns F.G. Thunberg. Un guión acerca de fantasmas y soledad en una mezcla de drama y terror que no es en absoluto original, aunque tampoco es necesario, por cierto. Contando con un escaso, y bastante novel, elenco se enfrascó en este proyecto. El cual he de decir que tiene como mayor acierto su escasa duración. 

Ya que una vez vista la película nos queda bien claro que Hallman es seguidor de Polansky, pero que no le llega a la suela de los zapatos. Trata de crear una historia que divaga entre lo fantasmal, la soledad, y, en definitiva, los peores momentos que puede sufrir una mujer después de haber sido abandonada por el que, ella creía, sería su futuro idílico. Además la cinta comienza con una cita del maestro Lovecraft,”Lo hombres de gran intelecto saben que no hay una clara diferencia entre lo real y lo irreal”. La cual nos ubica claramente en qué tipo de producto vamos a ver. 

Eso que el bueno de Hallman trata de ocultar el terror con pinceladas de suspense, pero de una forma bastante mal rodada. Hasta que decide, casi de la nada, mostrar el terror, tal cual. Decide introducir sustos y escenas cien veces vistas. Lo cual no es en absoluto negativo, pero si hay que hilar más fino y no hacer unos sustos, mil veces, vistos y sin ningún tipo de consistencia. Porque el resultado global es demasiado flojo, y, encima, las altas expectativas ayudan bien poco a poder afirmar que estemos ante un buen producto. 

Por otra parte Hallman decide dejar todo el peso de la trama bajo los hombros de la debutante Lanna Ohlsson, la cual no hace un mal trabajo, pero no tiene la fuerza necesaria para poder hacer de este título algo reseñable. Así el elenco, en líneas generales, pasa algo desapercibido, aunque gran culpa de este matiz lo tiene el guión. El cual deja sin posibles a las interpretaciones. No obstante tendremos algunos momentos “cómicos” gracias al perfil de Elsa, interpretado de forma algo sobreactuada por Boel Larsson. Aunque lo más llamativo es el personaje del vecino de arriba. No aporta absolutamente nada, mucho insinuar y poco significado. No entendí nada. Amén que entre el perfil y la interpretación de Rafael Pettersson este personaje es un gran lastre. Sigo sin entender la escena de la joven, ¿Queriendo remarcar la falta de sexo de la protagonista? Pues vaya.. 

Pero en el segundo tramo de la cinta tendremos ya las apariciones fantasmales y la cosa, por fin, se animará un poco. Que no demasiado, no hay que hacerse falsas esperanzas. Ya que la pequeña hace subir enteros a la película, y la presencia de su abuela, interpretada de forma magnífica por la veterana Karin Bertling, quién ya ha trabajado en otros terrores, tipo Camp Slaughter (2004), es un jarro de esperanza. Porque aquí, aunque el metraje se vuelve demasiado visto, Hallman ya sabe que quiere mostrar, y como quiere hacerlo. Lástima que el ritmo sea demasiado lento y carente de fuerza, me repito. 

El mayor ejemplo de esto es la escena, posiblemente la mejor de la cinta, donde vemos a Caroline en la cama siendo “poseída”. Si, escena muy deudora de la cinta de culto “El ente” que rodase Sidney J. Furie en 1982. Pero esta está carente de carisma, chispa o algo. Ya que no consigue hacernos despertar del ostracismo al cual nos ha llevado Hallman durante el resto del metraje. Por lo que el siguiente devenir de acontecimientos tampoco es que nos acabe de sorprender, más bien lo contrario. Y tratándose del clímax, es mal bagaje este. 

Y, para colmo, en el final veremos a Emma, la amiga de Caroline e interpretada de forma más que solvente por Alida Morberg, vista en “Insane” (2010), buscando a su amiga pero bajo unas trampas cinematográficas demasiado inconsistentes por parte de Hallman. Vamos, un quiero y no puedo. Además todo aderezado con una fotografía demasiado plana, un montaje sin vida y una banda sonora cuasi inexistente. 

Así el denominado último gran trabajo sueco de terror no es tanto. En absoluto. Me alegra seguir viendo trabajos de países con menos tradición dentro del terror, pero no solo es copiar diversos cánones, hay que insuflar de energía los proyectos. Ya que si bien esta cinta trata de hacer algo concreto en ningún caso lo consigue. Aunque, curiosamente, es poseedora de grandes frases promocionales escritas por la crítica especializada, y a aficionados está encantando. Yo no vi nada de eso, más bien todo lo contrario. Aunque lo mejor será que le deis una oportunidad y juzguéis por vosotros mismos. Como debería ser siempre.

La Mansion del Terror - 5.2

5.2

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