Crítica- Sardu (1976)

“Sadismo y torturas en una cinta mítica”

Escrita y dirigida por Joel M. Reed, un gran olvidado del underground mas cafre de los setenta, con títulos como G.I. executioner, Blood bath o Night of the zombies, pero, sorprendentemente, dejó la industria cinematográfica y se pasó al teatro para mas tarde convertirse en un escritor cómico. Está protagonizada por Seamus O’Brien, que solo había rodado una cinta anteriormente y que murió asesinado en su apartamento poco después de la finalización de este rodaje, le acompaña Louie de Jesus, que aparte de participar en El regreso del Jedi, como enano, regresó a la industria del porno de donde provenía, donde ya había hecho sus pinitos, o Viju Krem, también proveniente del mundo del porno, o Niles McAster visto en Alicia dulce Alicia.

Sardu regenta el Teatro de lo Macabro donde realiza una especie de Gran Guiñol junto a su colaborador enano Ralphus que es el encargado de las torturas en el escenario, el público está encantado con este “nuevo” estilo teatral y la sala se llena cada día. Un día Sardu conocerá a Natasha D’Natalie, una afamada bailarina, y la propondrá actuar en su teatro, pero al negarse la rapta a lo que su novio y un policía corrupto comienzan a investigar. Realmente Sardu disfruta humillando y torturando a “sus actrices” que además protegen sus ahorros, que son el objetivo real del policía.

Una de las películas mas salvajes jamás rodadas, con un sadismo que ya querria Passolini en su Saló, y es que esta especie de sátira sobre el sadismo, la tortura y la sangre es técnicamente muy mediocre pero un espectáculo tan salvaje que se hace del todo irresistible. Me río yo de Hostel, Saw y mierdas similares.

Aquí lo único que cuenta es la mala leche, de hecho fue prohibida durante un tiempo en USA debido a las quejas de la asociación Woman Agains Pornography, que ya desde los primeros minutos la vemos latente y, afortunadamente, no decae el ritmo en todo el metraje, algo de lo que muchas cintas deberían aprender, ya que siendo mala es del todo entretenida y con un ritmo, al menos, lineal a la par que brutal.

Aquí solo interesan las torturas, ya que el guión es muy flojo y está bastante mal llevado, al igual que la dirección que parece estar solamente centrada en provocar arcadas. Así tendremos cientos de vejaciones hacia el elenco femenino, como el sorbete de cerebro o de ojos, a una bailarina le cortan los pies, a otra la usan para probar la guillotina después de haber sido azotada. A otra la amputan los dedos mientras juegan al Backgamon, dientes arrancados mediante unos alicates, o el famoso culo-diana.

Además de la orgía gore final que incluye canibalismo,con un bocadillo de pene incluido. ¿Cuantas cintas actuales querrían presumir de tal bagaje sádico? Porque nadie se ha atrevido, salvo algunas locuras japonesas que tiene un ritmo mas serio siendo a la vez mas tediosas, a rodar algo del estilo, porque esta cinta tiene mas de 30 años.

Y tenemos mucho humor negro, con algunos momentos interpretados por Sardu y Ralphus bastante míticos. Como mítico es el patético baile de Natasha, toda el metraje esperando el baile y acabará siendo lamentable solo salvado por la paliza que le propina a su novio. Esta cinta es un no parar, nada recomendable para estómagos delicados.

Comentar también las referencias del universo del Marqués de Sade que tiene, encontrándose esta cinta entre las versiones mas brutas que hay entre el cine convencional y los pornos mas salvajes, sin tocar el porno claro. Una pasada.

Una de las primeras producciones de la Troma, que no seguiría por estos derroteros y se centraría mas en el humor negro, donde el sadismo y las torturas son el eje fundamental. El guión, dirección o atmósfera son del todo secundarios y poco conseguidos, esto es un catálogo de torturas, por cierto muy setentera.

Con una mala leche impresionante que a día de hoy sigue siendo muy superior a todas esas autoproclamadas nuevas joyas del sadismo. Pasen y vean el Teatro de lo Macabro y juzguen por ustedes mismos, o como decía Sardu; “Si lo que están viendo les repugna, simplemente imaginen que se trata de una ilusión. Pero si son escépticos o están aburridos, entonces pretendan que es real.”DE CULTO.

Óscar Arias