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Crítica- Ninja 3- La dominación (1984)

“Ninjas y posesiones. Solo la Cannon podría darnos tanta caspa y divertimento juntos”

De manos de la genial, y casposa, Cannon Films llega esta “Ninja III- La dominación”, la tercera entrega de una saga ninja, digamos saga, que está formada por “La justicia del ninja” (1981), con todo un Franco Nero haciendo de malo malísimo, y “La venganza del Ninja” (1983). Aunque realmente ninguna de las tres guardan relación entre sí. Así solo el actor Shô Kosugi participó en las tres películas.

Aparte del veterano actor de caspas, sobre todo de artes marciales, podemos ver, como protagonista, a la bailarina Lucinda Dickey, la cual también participó en “Cheerleader camp” (1987), o al veterano James Hong, con más 350 películas a sus espaldas. Ya que resto del elenco era de la factoría de la propia Cannon, o sacados del mundo televisivo.

Y os preguntaréis qué hace una cinta de ninjas en una web de terror. Pues muy simple. Estamos ante una de las pocas incursiones del universo ninja, o no tan pocas, en el terreno del terror, más concretamente en el de las posesiones.

Y es que la historia nos cuenta como un ninja malvado posee el cuerpo de la bella Christie, Lucinda Dickey, la cual comenzará a asesinar a los policías que acabaron con la vida del peligroso ninja. Y, cómo no, Christie se enamora de uno de los policías, y aparece otro ninja, interpretado por Shô Kosugi, con parche, ridículo, en el ojo, que es el bueno, para salvarla y luchar contra el ninja malvado. ¿Interesante? Pues la verdad es que sí… jajaja.

¡Lo que me he podido divertir con esta película! Esta es la mejor forma de hablar sobre esta cinta. Porque estamos ante una película mala, casposa y cutre, seamos sinceros. Donde los elementos técnicos son de traca, el guión, ¿Qué guión?, y las coreografías de lucha tienen menos fuerza de lo que os podáis imaginar, debido, especialmente, al ridículo montaje. Pero, qué demonios, la cinta funciona. Es un divertimento sin tapujos, y sin ningún tipo de pretensión. Y sí, es una cinta mala, pero cuando empiezan los colorcitos, las posesiones, y toda la parafernalia terrorífica, a un servidor le ganó. De hecho, al revisarla en la actualidad me recordó esos momentos del videoclub de antaño, donde, hace ya muchos años, cayó esta joyita en mis manos. Y la he vuelto a disfrutar como entonces, ¿Envejeció bien o yo sigo con el mismo espíritu? Optaría por lo segundo… jajaja.

Además que es de la Cannon, ¿y quién que haya pasado ya la treintena no guarda un cierto cariño a esta genial productora? Ya solo ver su logotipo al inicio de cada título auguraba unas buenas risas y buenas dosis de entretenimiento, casposo, si, pero entretenimiento. ¿Qué más queríamos, no? Bueno, y en la actualidad tampoco es que pida mucho mas… jajaja.

Además, y como excepcional comienzo, lo primero que vemos es a un ninja, sin tener ni idea del porqué, ¿y que más dará, no? asesinando a un político, creo, y un buen puñado de policías en su huida. Pero esta huida tiene una cantidad de licencias que dejan al cine hollywoodiense a la altura del betún. Aquí el ninja recibe 40 disparos y sigue matando a policías como si fuese lo más sencillo del mundo. Aunque hay que ver a los policías de turno.

Además todo este gran comienzo está aderezado con accidentes de vehículos que nos recordarán a la época de la serie “El equipo A” y similares, qué tiempos aquellos… Encima, y después de la matanza que se marca el ninja con los policías, que es un killing spree en toda regla, poseerá el cuerpo de una “joven” muchacha. Los ecos de “El ente” estaban muy cercanos. Porque sí, la Cannon explotaba los éxitos como tantas y tantas productoras menores. Algo que dura hasta nuestros días, por cierto.

Pero aún quedan grandísimos momentos por pasar. La llegada del ninja con un parche, como para ocultarlo, que será el bueno del asunto, o los momentos de posesión.

Aún no doy crédito del momento de la máquina recreativa, simplemente una secuencia excepcional, que cualquier aficionado al cine de género disfrutará enormemente por sus formas, y con el frikismo con que está rodada. Aún me sorprendo solo al recordarla. Y es que los elementos de posesión y terroríficos que tiene esta “Ninja III; La dominación” no acaban ahí. Tendremos hasta una intento de exorcismo, con un James Hong en estado puro. Y este exorcismo, si bien es casposo y cutrón a más no poder, no tiene nada que envidiar a otros visto en títulos mayores, por cierto. Porque consigue lo que pretende, sorprender y entretener. O al menos conmigo lo consiguió.

Porque sí, la fotografía es de estar por casa, el montaje no tiene ritmo, y la dirección de Sam Firstenberg, responsable de varias cintas de ninjas de la Cannon, deja bastante que desear. Pero la película funciona, funciona justamente para lo que está realizada. Entretenimiento, y poco, muy poquito más.

Por lo que, si queréis ver un título de forma desprejuiciada, a sabiendas de que es cutre como él solo, con ninjas y posesiones, esta es vuestra película. Desde luego un buen rato os hará pasar. Eso que no me quise meter con el “oso” del novio, o las formas del ninja bueno, o las coreografías de Christie, o… y es que así podría estar un rato largo… jajaja.

Vamos, una película mala pero del todo recomendable, para quien le guste este tipo de cine, ¡ojo!

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 5.7

5.7

Género; Posesión - Artes marciales

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