Crítica- Midnight special (2016)

“Ciencia ficción lenta y oscura, a veces tediosa, que acaba funcionando con sus reminiscencias a los ochenta”

El director estadounidense Jeff Nichols se ha labrado una buena reputación gracias a sus anteriores trabajos. Un servidor no ha visto ninguno, pero al parecer cuida mucho la estética y la técnica, además de contar historias intensas. En este 2016 ha decidido hacer una incursión dentro de la ciencia ficción con “Midnight special”, y, por primera vez, para un gran estudio. ¿Y qué ha creado? Pues un mezcla de drama, thriller y ciencia ficción con ramalazos de títulos como “E.T. El extraterrestre”, “Encuentros en la tercera fase” o “Starman”. Jeff Nichols  nos presenta un título con aires del Spielberg de los ochenta y de toda esa ciencia ficción mainstream que pudimos disfrutar en esa gloriosa década.

Una vez más el protagonismo recae sobre el actor Michael Shannon, el cual ha protagonizado casi la totalidad de los trabajos de Nichols y al cual podemos recordar de la reciente “Man of steel”, como enemigo de todo un Superman. Este está acompañado de Joel Edgerton, también visto recientemente en la decepcionante “Exodus: Dioses y reyes” (2014), y que participará junto a Shannon en el nuevo proyecto de Nichols. Aparte también vemos al joven Jaeden Lieberher y toda una Kirsten Dunst, la cual, he de decir, aparece muy envejecida en este film. Yo siempre la recuerdo de “Entrevista con el Vampiro” del lejano 1994. Además tenemos de secundario a Adam Driver, de la última entrega de la sempiterna “La guerra de las galaxias”. Por lo que el elenco es del todo reconocible por el aficionado.

¿Y qué nos depara esta película? Pues una vuelta al cine de ciencia ficción mainstream de los ochenta. Pero, en esta ocasión, con un guión, también obra de Jeff Nichols, que contiene más preguntas que respuestas. Algo que puede gustar a una parte de aficionados y a otros no. Porque no es que se dé una historia mascadita, es genial poder hacer uso de la imaginación, pero creo que Nichols se excedió en esta libertad del espectador. Así este elemento unido con la lentitud de la narración nos deja una película que puede hacerse pesada en diversos momentos. Y no por ser un mal film, en absoluto, sino por el tempo que usa y la historia que nos cuenta.

Además la decisión, argumental de tener el niño, Alan, el cual está interpretado de forma correctísima por Jaeden Lieberher, apartado del sol nos deja una fotografía oscura, en ocasiones demasiado oscura. Muy trabajada, eso sí, pero esta fotografía ayuda a que tengamos momentos que puedan a llegar a ser pesados. Al menos cuando todo esto se finiquita, y aparece la luz, excepcional cambio dentro del lenguaje de la iluminación, por cierto, todo se hace más llevadero, más dinámico. Quizá algo menos de metraje de este primer acto hubiese sido un acierto. Aunque queda bien claro que quiere enfatizar Nichols.

Porque estamos ante un título de unos 110 minutos, y, ciertamente, podrían habernos ahorrado más de quince. El problema que veo que tiene esta cinta es, aparte de la exigencia que ofrece al espectador, que tiene un ritmo excesivamente pesado. Quizá la interpretación de Michael Shannon, protagonista principal, sea demasiado gélida. Y no es que realice un mal trabajo, en absoluto, pero su perfil me resultó demasiado forzado, quizá debido a la cantidad de preguntas que nos surgen con el devenir de la cinta. Así todo lo relativo al Rancho, y la “secta”, queda muy descolgada en todo momento. Eso que es un matiz muy importante dentro de la trama. Con muertes y demás sorpresas.

Porque lo que si decide Jeff Nichols es mostrar sorpresas, a cada cual más oportuna. Ya desde la aparición de la secta, al FBI o hasta la madre, una formidable Kirsten Dunst que me da la sensación que podría haber sido más exprimida por Jeff Nichols. Se la nota en dulce, capaz de hacerse con el personaje mas complicado, y si bien Sarah Tomlin tiene muchos matices, me dejó la sensación de poder haber llegado más lejos. Una pena.

Como lo relativo a los poderes de Alton. No sabemos cuáles son, que hace, para qué sirven o para qué algo.

De todos modos la cinta funciona.  Nichols sabe qué ir mostrando en cada momento y aunque tengamos tramos más flojos, estos se salvan con finales de secciones poderosos. Ya sea con lo relativo a los “matones” de la secta, la captura de Alton, la aparición de la Madre, o la “enfermedad” del niño.

Así llegamos a un final que me hace tener más dudas, sí, todavía más. Los militares no actúan como se podría presuponer y el excesivo carácter plano y hundido de Roy, el padre, consigue que no sepamos que esperar, y si queremos esperar algo. Pero aquí Nichols sabe jugar muy bien con los elementos de las cintas de las que ha cogido matices para esta su “Midnight special”. Y los ecos de Spielberg o Carpenter se dejan vislumbrar en no pocas ocasiones.

Así si bien el tramo final tiene varias licencias, estas no desmerecen un final, que si bien leí que era apoteósico, es muy poderoso. Pero no para tanto. Es el clásico final mainstream estirado y  que, muy curiosamente, no tiene un “happy end”. Detalle este que me encantó e hizo tener mejor consideración de esta cinta. Aún dejándonos decenas de dudas, no estoy yo para tirar de imaginación y hacerme mi propia película…jajaja

Y sí, los “marcianos” muy deudores de “Encuentros en la tercera fase”. Aquí le faltó algo de originalidad a Nichols.

De todos modos es un título que está funcionando, y aunque no me pareció tan bueno si he de reconocerle muchas virtudes. Ciencia ficción como esta ya no se hace y hay que reivindicarla. Aunque sería mejor decir que este tipo de ciencia ficción, de la cual tenemos decenas de ejemplos anualmente, no disfrutan de amplios presupuestos o de una distribución digna. Así que a ver si este título ayuda a salir del ostracismo a todo ese cine que dispone de menos oportunidades.

Óscar Arias