Crítica- Lock (1983)

“Rareza fantasmal menor, que va de menos a más”

Nos encontramos ante uno de esos títulos raros y malditos de los cuales poca información se encuentra ni en la red ni en las grandes guías especializadas de género. De hecho, hasta cuesta encontrar información sobre su director, el francés Maxime Debest, el cual dirige este título y lo coescribe junto a Gérald Frydman y Jean Collette. De hecho, solo se sabe que realizó algún porno, habituales en la época en Francia, donde podríamos destacar el porno de terror La pipe au bois en 1975. Cabe destacar el escaso elenco y localizaciones con que cuenta este título. De hecho, solo veremos a seis actores, de los cuales cabría destacar a Fanny Magier, que participó en varios de los títulos vampíricos del director de culto Jean Rollin, o al veterano actor francés Roger Van Hool. Como apunte, comentar que todos los personajes mantienen los nombres reales de los actores, qué cosas.

¿Y qué es Lock? Pues una historia de venganza fantasmal, ni más ni menos. Catherine es la hija de Danièle y Roger, el cual tiene un affaire con la asistente, Fanny. Un día Catherine les ve, y, accidentalmente, sufre un accidente y muere. Esto provoca que Danièle quede en estado de shock, mientras que Roger y Fanny mantienen su relación a la espera de quedarse con la herencia. Pero el espíritu de Catherine clama venganza, así ayudará a su madre a asustar a Fanny, siendo este solo el comienzo de su pesadilla.

Con esta premisa tan interesante, aunque mil veces vista, tenemos esta rareza del cine francés, en coproducción con Bélgica. Es un producto realizado directamente para el mercado del vídeo, y aunque tiene algún elemento de telefilm, no llega a tener ni tan si quiera ese tipo de calidades. Así, tenemos un producto que va claramente de menos a más, de hecho en el comienzo  Maxime Debest parece perdido con el simplón guión. Y en este tramo inicial es realmente alarmante lo patético que puede llegar a ser el perfil de Fanny y la explicación de toda la historia. Esta está contada de forma atropellada, sin fuerza y con una nula complicidad entre los actores.

De hecho durante la primera mitad de la cinta, la cual solo dura 79 minutos, uno quiere matar al personaje interpretado por Fanny Magier. Su sobreactuación y lo poco empático de su personaje no hacen más que desesperar al espectador que solo espera que pasen estas absurdas explicaciones lo antes posible. Además, ni la dirección ni el montaje ayudan en lo más mínimo. De la fotografía poco se puede decir, es simplona y cumple sin más, y la banda sonora es casi inexistente hasta el tramo final, de hecho en la escena final queda a las mil maravillas, aunque es un tema musical con un estilo y tono demasiado recurrente en el cine de género. ¿Porqué no usaría más veces Debest este tema?

Lo que resulta curioso es el claro de menos a más de este título. De hecho según va pasando el metraje la cinta va mejorando, aunque sin demasiados alardes, ni mucho menos. Y sí, con lo flojo y desesperante que empieza, salvo los 4 minutos iniciales donde vemos morir a la niña, el devenir de la historia engancha, y esto, encima siendo un título malillo, sorprende. Quizá fuese por producto de la fortuna, pero la verdad es que el tramo final tiene un ritmo y usa unos tempos que complacerán a los aficionados al cine de fantasmas, de hecho no tiene nada que envidiar al cine fantasmal japonés, en cuanto a tempos, en cuanto a lo demás queda a años luz.

Sí me sorprendió ver el cómo se nos muestra a la niña, ya en su vertiente fantasmal. Y es que está la actriz ahí parada y listo, no hay algo de postproducción, ni nada que intente aprovechar a la figura fantasmal, o tan si quiera que nos haga pensar que es un fantasma. Este matiz queda mucho más remarcado en el final. Donde la tensión llegará a su clímax, y sin ser ninguna maravilla, sí cumplirá con los cánones del cine fantasmal, aunque la muerte por caerse por las escaleras está demasiada vista ya, incluso en el año 1983.

Por lo que tenemos un título flojillo que destaca sobre otros de su tipo por su calidad de rareza. Realmente este tipo de títulos llaman a los aficionados solo por este tema, y en escasas ocasiones nos llevamos una alegría. De hecho la mayor alegría es el conseguir este tipo de títulos. Por lo que si tenéis la oportunidad de verla hacedlo, pero sabed que es un producto menor.

Óscar Arias