Crítica- Lizard woman (2004)

“Floja cinta thailandesa que mezcla sin gracia”

Última película dirigida por el director thailandes Manop Udomdej, tocando por primera vez el cine de género, anteriormente había dirigido un par de cintas de crímenes. Con un elenco sacado casi en su totalidad de la cinta de artes marciales Ong bak, aparte la gran mayoría del elenco ha rodado muy pocos títulos y no hay ningún actor destacable.

Un grupo de científicos japoneses liberan los espíritus de unas salamandras diabólicas, los Geckos, que acaban con sus vidas de forma brutal. Entonces comienzan a sucederse diversos asesinatos con los mismos síntomas. Al mismo tiempo la escritora Kwanpilin encuentra una de las urnas de uno de los Geckos, el cual la poseerá, así comenzará a matar a gente y solo la ayuda de su novio, Vitool, podrá serla útil para acabar con la maldición, aunque parece ser que eso es justo lo que quiere el Gecko.

Extraña cinta Thailandesa de terror, trata de mezclar elementos del cine USA de serie B con el terror fantasmal mas reciente proveniente de Japón, pero todo ello realizado con unas formas bastante malas. La dirección es plana y en, casi, ningún momento llega a crear terror o tan si quiera tensión en el espectador, la fotografía es plana, demasiado oscura por momentos, realmente no parece estar trabajada, el montaje cumple, que no es poco, y la dirección de actores es patética.

Si ya de por si estamos ante un elenco flojo donde los haya su dirección parece inexistente ya que los actores sueltan sus diálogos como si estuviesen ensayando, casi no se miran y hablan como un robot. Comentar que el doblaje español es catastrófico, de todas formas el cine oriental, especialmente, hay que intentar verlo siempre en V.O., sobretodo por la forma de entonar de los orientales, que es del todo distinta a la europea o americana.

La acción es igualmente floja, poco se sabe de la maldición y los terribles fallos de continuidad nos hacen perdernos en diversas partes del metraje. Es curioso ver las reacciones de algunos personajes con respecto a distintas acciones, especialmente Pete Thongchua, el cual en toda la parte final parece estar mas pendiente de enseñar palmito y poner caritas que ser algo convincente. Aunque, de acuerdo, su perfil es horrendo, pero esto pasa con todos y cada uno de los personajes de esta historia.

Mención aparte para Rungrawee Barijindakul, la cual hace una interpretación desastrosa en todos y cada uno de los aspectos, y no diré nada de la cara de hombre que tiene. Es incapaz de mantener una sola mirada, habla a trompicones, y hasta mira a cámara en varias ocasiones, de pena. Quizá sea amiga de la producción, o vete tu a saber.

De los efectos solo destacaría alguna caracterización de Kwanpilin como mujer lagarto, las salamandras están hechas de forma bastante cutrecilla, efectiva y poco mas. Bueno la que vemos al final que arranca el pie del policía está del todo deformada, pero sus carreras y ataques dejan bastante que desear. Al igual que los momentos gore, que podrían haber sido mas contundentes, especialmente en el ataque a los científicos del principio de la cinta, así, quizá, hubiese hecho que prestásemos mas atención al flojo metraje.

Para colmo el final contiene una especie de dos finales, como tan de moda está en el cine USA, pero ambos sin explicar que nos dejan del todo estupefactos con el, flojo, producto que hemos visto. Que aunque deje las puertas abiertas para una continuación no creo que nadie quiera invertir dinero en ella, aunque nunca se sabe.

Floja cinta thailandesa que mezcla una tradición patria, la leyenda de las Salamandras, con un estilo norteamericano mezclado con los fantasmas de japón que no llega a ninguna parte, debido, especialmente, a una dirección y un trabajo del elenco excesivamente pobre. En Thailandia hay terrores infinitamente superiores a este, lo que me sorprende es que este tenga distribución y otra joyitas no.

Óscar Arias