Crítica- La leyenda de la casa del infierno (1973)

“Una de las grandes cintas de casas encantadas de todos los tiempos”

La pelìcula màs destacable del director de gènero John Hough, que aparte dirigiese Dràcula y las mellizas, Incubus o Aullidos 4, contando con guiòn de Richard Matheson quièn adaptò su obra “Hell house”, que a su vez estaba inspirada en el libro “The haunting of Hill House” de Shirley Jackson que a su vez inspirò a otros tìtulos.

Contando con un genial elenco reconocible por el fan, asì vemos al genial Roddy McDowall, ambas entregas de Noche de miedo, A taste of evil o Clase sangrienta, a Clive Revil, Dracula, un muerto muy contento y feliz o C.H.U.D. 2, Pamela Franklin, El hechicero o El alimento de los dioses, Gayle Hunnicutt, Crònicas marcianas y la apariciòn estelar de Michael Gough, El esclavo de Satàn, La serpiente y el arco iris o Berserk, el circo de la muerte.

Mr. Barret es contratado para investigar una mansiòn encantada, para ello viajarà a la misma junto a su mujer, Ann, una parapsicòloga, Florence Tanner, y el ùnico superviviente de las dos expediciones previas que hubo a la misma Mansiòn, Fischer. Al parecer el espìritu de Emeric Belasco, antiguo propietario que resultò ser un sàdico y criminal tiempo atràs, està apoderado de la casa y su ùnico propòsito es seguir haciendo el mal. Asì nuestros investigadores tendràn que hacer frente a tan terrible enemigo de ultratumba.

Pues nos encontramos con una de las mejores pelìculas sobre casas encantadas de todos los tiempos, encima contando con un presupuesto justo y sin efectos ni nada. Solamente un guiòn soberbio, actuaciones perfectas, fotografìa efectista, escasos pero intensos decorados y momentos de una tensiòn encomiable. Asì se construye un clàsico, ni mas ni menos.

Algo nada facil de igualar que sirve como muestra de lo que el gènero requiere. No es necesaria la incursiòn de gran cantidad de actores o de grandes efectos. Con unos planos de una mansiòn en la niebla y secuencias, algunas en plano fijo, con una fuerza bestial, se consigue una pelìcula recordada por todos los tiempos.

Uno de los grandes aciertos de esta joyita es el elenco, todos y cada uno de los cuatro actores protagonistas cumplen y conocen su roll a la perfecciòn. En ningùn momento tratan de pisar a sus compañeros y todos reman a favor de la cinta, algo que resultarà crucial para el devenir de la historia y la propia pelìcula.

Aparte contemplamos un trabajo con un ritmo dinàmico, marcándonos el paso de los dìas con su pertinente cartel, detalle que siempre me gustò. No hay nada dejado a la improvisaciòn, todo està pertinentemente planeado, de hecho el guiòn de Matheson es formidable. Al parecer la pelìcua es ciertamente fiel al libro, salvo algùn matiz, cosa que no se ya que no leì el libro.

Aunque siempre me faltò algo mas de informaciòn sobre Belasco, el personaje daba para mucho, aunque todo lo mostrado es genial. Deberìamos destacar gran cantidad de momentos durante todo el metraje, aunque solo reseñarè los momentos de “posesiòn” de Florence Tanner, donde Pamela Franklin realiza una interpretaciòn soberbia. O los momentos protagonistas de Ann Barrett, poseída se ofrece a Fischer, el cual nos deleitarà con un final soberbio, parece como si Roddy McDowall està esperando su momento y en el final nos deja del todo helados. O los ataques del gato, la apariciòn de Berlasco…demasiado. Eso sì, siempre me sorprendiò el devenir de Mr. Barret, creì que era el carácter principal y tiene un final atroz, y sorprendente. Una obra maestra.

Una de las grandes cintas de casas encantadas de todos los tiempos, si asì de claro. Y lo que sube, todavìa mas, enteros a esta cinta es su escaso presupuesto, pocos actores y las grandes calidades que contiene aùn asì. Habrìa mucho que decir o destacar de esta cinta, pero lo mejor es contemplarla y disfrutarla en primera persona. Aunque hay quièn dice que es demasiado similar a The haunting, basada en la obra en que se basa esta misma. Y siendo ambas formidables no les veo tantos parecidos, de hecho una sesiòn doble puede ser una tarde de nervios rotos. CULTO.

Óscar Arias