“Gran adaptación del mítico anime de los noventa. Acción y entretenimiento para una cinta de samuráis para todos los públicos”
En la década de los noventa el manga “Rurouni Kenshin, El Guerrero Samurái” se convirtió, por derecho propio, en uno de los más prestigiosos y aclamados por los aficionados. De hecho, en Japón ha vendido la friolera de 65 millones de ejemplares, y es uno de los mangas más reconocidos internacionalmente. Además cuenta con una serie de animación y diversas OVAS. Para su adaptación Live Action, su creador, Nobuhiro Watsuki, dio el visto bueno al guión creado entre Kiyomi y Keishi Ohtomo, y así bajo la dirección de este último, que solo contaba con un largometraje a sus espaldas, comenzó a crearse este título, el cual ha dado pie a dos largometrajes mas.
He de decir que he visto bastantes capítulos de la serie de animación, pero no soy un gran seguidor de la misma. Eso sí, siempre me resultaron muy graciosos y del todo recomendables. Con un tono amistoso, cómico, y con mucha camaradería entre personajes. Pero, como siempre hago, valoraré este largometraje como lo que es, una película. Más allá de ser una adaptación. Aunque leí que como adaptación el grueso de aficionados quedaron francamente contentos, no obstante, y como apunté, Watsuki dio el visto bueno al guión. Algo, por cierto, que dice mucho, y bueno, de los responsables de este título, los cuales se reconocen fans del manga.
Porque ya está bien de adaptaciones burdas e impertinentes con las historias originales. Que una cosa es usar lenguajes distintos, cine y literatura, y otra es expoliar una historia con millones de adeptos.
El reparto está encabezado por el joven Takeru Satô, que participó en algún que otro largometraje de “Kamen Rider”, y aquí el chico me gana… he de reconocerlo. Le acompañan otros jóvenes actores japoneses, y algún que otro veterano, donde podemos destacar la presencia de Munetaka Aoki, que debutó en “Battle royale 2”, Yôsuke Eguchi, visto por “Another heaven” en 2000, o el veterano Teruyuki Kagawa.
En cuanto a la película en sí hay que decir que es un título del todo entretenido y muy familiar, a pesar de sus más de dos horas de duración. La acción se conjuga con la trama, la cual parece que es un híbrido de los primeros mangas. Además empieza todo con una batalla, en la cual vemos efectos de pirotecnia, simples y eficaces, y acción de espadas cercana al cine Wuxia chino. Y este acercamiento no es en absoluto gratuito, ya que las luchas, que no son pocas, en absoluto, lucen a las mil maravillas. Y sí, tienen un tono algo infantil, y hasta cómico, pero de eso trata esta historia. No entiendo eso que leí de trama cogida por pinzas, y luchas menores, ya que lo que nos muestra este título cumple a la perfección con lo que se supone iba a ofrecer. Entretenimiento para todos los públicos, así no es de extrañar la gran acogida que tuvo, la cual dio, como apunté, lugar a otras dos continuaciones.
La dirección cumple con solvencia, no es excesivamente destacable, pero la labor de Ohtomo es del todo acertada, algo a alabar. Pero he de destacar una fotografía simple y del todo efectiva. Me resultó del todo correcta la elección de este estilo tan normal, y nada despampanante. Bravo. El montaje, por otra parte, si bien tiene algunos elementos menores, que parecen más culpa del guión, el cual está, en momentos, demasiado atropellado, luce a las mil maravillas. Destacando, sobretodo, en las luchas. Y sí, usa las trampas clásicas de este tipo de cine de espada, pero nos deleitan con unas luchas maravillosas, donde se usa cable, de forma simple pero eficaz, sí, otra vez.
Porque no puedo dejar de hablar, y solo alabanzas, de las coreografías de lucha. Muy apropiadas para este tipo de película, infantil y adulta al miso tiempo. Vamos, luchas de espadas para todos los públicos. Así da gusto. Y no, no rehúyen de la sangre. No hay grandes chorros, ni falta que hace, ni amputaciones ni nada por el estilo, se muestra lo que se muestra y punto. Lo justo para no escandalizar a nadie, ni para dejar con ganas de más a otros, entre los que me puedo incluir. Cierto es que siempre podemos pedir algo más de mala leche, pero este título no lo necesita, en absoluto.
Hay que destacar, eso sí, a todo el elenco. Takeru Satô realiza una gran interpretación como Kenshin, aunque recordaba al personaje algo más cómico y tontorrón. Pero el perfil para con la película es perfecto. También me gustó mucho Munetaka Aoki como el compañero de peleas del héroe. Y, como no, la mejor interpretación de todo el largometraje, la de Teruyuki Kagawa como malo maloso. Es genial, tanto el como su prole. Además su caracterización es graciosísima, con ese peinado y dientes ya crea mucho como personaje. De diez.
Aunque cierto es que en algunos momentos la historia nos deja algo confusos, pero gracias al dinamismo del montaje este elemento resulta menor. Por otra parte todo el tramo final es del todo gratificante. La lucha en casa de Kanryuu Takeda es muy potente, aunque sí, la hubiese alargado algo mas.. jajaja
Lo que me resultó algo menor fue la parte relativa al gran malo de la cinta, Jine Udo. Ya que si bien está interpretado de forma solvente por Kôji Kikkawa, su personaje deja que desear. Muy violento, con sus poderes, pero al final su lucha contra Kenshin me dejó con ganas de mas. Aparte, de contener esta demasiados elementos prohéroe. Aunque, a fin de cuentas, acaba cumpliendo, pero algo más de acción directa se hubiese agradecido.
Además, y como es normal, tuvo una buena acogida, tanto entre fans como entre aficionados al cine de espadas. Y un servidor opina igual. Ahora solo me queda ver las dos continuaciones. Si son igual de entretenidas que estas, estamos ante una grandísima trilogía. A por ella.
Óscar Arias
La Mansion del Terror - 7.8
7.8
Género; Samurais - Swordsplay