“De las mas flojas Series B de los gloriosos 50”
Ronald V. Ashcroft legó esta película al universo de la Sci- fi, pasando a convertirse en una de las peores películas de la historia, siempre se recuerda a Ed Wood Jr., pero son diversos los directores, o intento de, los que merecen esa posición. Aunque bueno, no pretendo desmerecer al bueno de Wood, el cual, supuestamente, ayudó al propio Ashcroft con el retoque de alguna secuencia de esta cinta, por lo que imaginaos el esperpento que tenemos entre manos.
Curiosamente Ashcroft no tuvo una carrera como tal en el mundo cinematográfico, solo dirigió tres largometrajes y su función más destacada fue la de editor, aunque también produjo alguna que otra cinta. El elenco es bastante escueto pero está formado por rostros reconocibles por el aficionado de las series B de la época, sobretodo del mundo del western. Dentro del género vemos a todo un Robert Clarke, director de The hideos sun demon, 1959, y actor en productos como La isla de Frankenstein, 1981, El ser del planeta X, 1951, o The incredible petrified world, 1959, y a Kenne Duncan, [Night of the ghouls, 1960]. Aparte comentar que la extraterrestre es la play mate Shirley Kilpatrick, que no participaría en mas largometrajes.
Margaret Chaffee es secuestrada por la banda de Nat Burdell que irán a parar a la casa del Dr. Dick Cutler, que a su vez está inspeccionando una zona donde parece haber caído un meteorito. Pronto una extraña hembra extraterrestre hará acto de presencia y comenzará a matar a diversos animales que la han atacado, de hecho los propios secuestradores al atacarla serán víctimas de su gran poder. Cutler tratará de salvar a Margaret y a su vez detener a la, supuestamente, amenaza alienígena.
No es de extrañar que esta película esté considerada como una de las peores películas de la historia del cine, a su lado el cine de Ed Wood Jr. parece magistral. El bueno de Ronald V. Ashcroft toma un pobre guión del desconocido Frank Hall, que es muy cercano a la reciente, y superior, Devil girls from Mars, 1954, con elementos de la seminal Ultimatum a la Tierra, 1951, lo retoca y va a una casa en la montaña con cinco actores y un equipo técnico escaso y rueda esta “película”. Le introduce diversas tramas y subtramas para conseguir llegar a los 60 minutos de metraje, porque realmente la película, sobretodo con las calidades del propio Ashcroft, no daba para más.
Es gracioso ver el comienzo con el rapto contado por una voz en off, o ver a la compinche borrachuza que no aporta nada. O ver como el propio perro de Cutler desaparece sin más, o, sobretodo, ver las imágenes de la extraterrestre en cuestión. A la que ponen un efecto técnico bastante chabacano, usan un foco poderoso centrado en la actriz que lleva grandes tacones, maquillaje marcado y un traje claro y chillón, reventando un poco la cámara, y desenfocan toda la imagen. No solo la silueta de Shirley Kilpatrick, sino que lo hacen con todo el negativo, provocando un cierto mareo a la hora del visionado de dichas secuencias o planos. Que encima suelen ser lentas, o al menos lo tratan, para dar así mayor solemnidad a la extreterrestre, de hecho cuando comparte plano con otros actores dicho efecto se ve en todos ellos, una locura vamos.
Como es de imaginar los perfiles son bastante calamitosos, alguno tiene matices coherentes que, desgraciadamente o afortunadamente, según se mire, no llegan a buen puerto. Más bien dejan al espectador del todo sorprendido de lo que está viendo, y a su vez deseando que acabe el bodrio que uno está presenciando, porque, además, las interpretaciones son muy flojas, sin fuerza, ni carisma, ni nada reseñable.
En el tramo final parece que la acción va a despertarse pero esto es solo una ilusión cinéfaga, porque el fin de la historia es algo calamitosa y encima Ashcroft introduce un elemento bastante curioso pero del todo desaprovechado. Al parecer nuestra extraterrestre viajó a la Tierra en son de paz, pero al ser atacada tuvo que defenderse, genial crítica social que en ningún momento del metraje es aprovechada o tan siquiera intuida por el espectador, una pena.
En definitiva, estamos ante un producto bastante calamitoso que resultan bastante aburrido en sus escasos 62 minutos. No hay banda sonora ni ningún tipo de ritmo que nos despierte del tedio generalizado, aunque he de decir que es una cinta que muchos aficionados al cine de serie B cincuentera han visto debido a su genial portada, que no concuerda en absoluto con la realidad de la película, para variar. Apuntar que Fred Olan Ray se inspiró en esta para rodar su Alienator, 1990, aunque pocas cosas tienen en común, por cierto.
Óscar Arias
La Mansion del Terror - 3.5
3.5
Género; Ciencia ficción - Extraterrestres - Serie B