“Grande Aja, con un Radcliffe que realiza una gran interpretación como “demonio” en busca de la verdad”
El último trabajo del realizador Alexandre Aja, aquel director francés que maravilló a propios y extraños con sus primeros trabajos, “Alta tensión” en 2003 o su remake del slasher “Las colinas tienen ojos” en 2006, es una adaptación, la primera que realiza, de la obra literaria homónima de Joe Hill (Joseph Hillstrom King), mejor conocido por ser hijo del genio Stephen King, al cual se parece una barbaridad, todo sea dicho. Pero este nuevo trabajo, del también productor, ha sufrido de innumerables problemas para poder ver la luz. Así si bien se rodó en 2013, su primera proyección, en el Toronto International Film Festival, suscitó malas críticas y una acogida por parte del público muy fría. Por lo que su estreno en USA se pospuso durante un año, siendo dos los que tardó en cruzar el charco y llegar a nuestras pantallas.
Y lo primero que tengo que decir después de ver este título es que es uno de los mejores trabajos de su director. Muy superior a “Reflejos” (2008) o “Pirañas” (2010), o a las dos sobrevaloradas películas que apunté al principio de este texto. Un trabajo donde, aprovechando una gran adaptación de Keith Bunin, recordemos que el guionista de cabecera de Aja, Grégory Levasseur, estaba enfrascado en su debut detrás de las cámaras, la floja “La pirámide” (2014), Aja demuestra su saber estar, rodando una historia entre fantasía, drama y terror.
Porque la cinta nos va atrapando poco a poco, nos va llevando donde quiere, y, finalmente, nos acaba por atrapar. Eso que, pensándolo fríamente, estamos ante una historia algo ñoña, siendo buenos, que se acerca en cánones a la cinta de Peter Jackson “The lovely bones (2009), aunque no tan exageradamente ñoña…
Los personajes están muy bien construidos, y sin ser nada originales sin tienen un empaque que se agradece, más aún cuando Aja pudo contar con un gran elenco protagonista. Daniel Radcliffe, si, el sempiterno Harry Potter, realiza una magnífica interpretación repleta de registros. De hecho a un servidor le ha cerrado la boca, siempre he pensado que es demasiado lineal, y en esta ocasión ha sabido moverse entre tonos distintos con una soltura maravillosa. Y quizá sea este el gran porqué de que la cinta funcione, la gran actuación de su personaje protagonista. Así aunque haya algún perfil menor, el momento cuando surgen los cuernos y la gente comienza a serle del todo sincero, las actuaciones y perfiles son, por momentos, magistrales. Y esto unido a una gran dirección por parte de Aja, junto a un montaje muy bien tratado, nos deja grandísimos momentos.
Porque qué decir de los padres de Ig, interpretados de forma simple y concisa por los veteranos James Remar y Kathleen Quinlan, que ya trabajaron con Aja en “Las colinas tiene ojos”, o el momento donde se sinceran con su hijo. Secuencias del todo formidables, donde Radcliffe hace de secundario, en estas secuencias, de forma magistral. Tenemos momentos de “sinceridad”, la provocada por los cuernos, que nos deja del todo enganchados a la cinta. Porque todo el mundo tiene algo que ocultar, y las sorpresas son a cada cual más acertadas. Ya sea la del médico, la camarera, o la dupla de policías, que nos dejarán un momento gay del todo maravilloso que parece sacado de una cinta de juergas típica estadounidense.
Por otra parte hay que comentar que los efectos especiales brillan a gran nivel. La creación de los cuernos es del todo acertada, no parecen nada llamativos y son del todo solventes. Gran acierto por parte de los responsables. Al igual que el tramo final, donde los efectos rallan a gran nivel. Espectacular la explosión craneal, y más todavía la risotada cómplice de Lee, interpretado de forma demasiado simple por Max Minghella, visto en “La hora más oscura” en 2011, que es casi la misma que suelta el espectador.
Otro acierto de Aja es que la cinta nunca se hace pesada, más aun con una duración de 120 minutos. La trama va cogiendo forma poco a poco y las diferentes investigaciones de Ig, gracias a sus cuernos, nos hacen adentrarnos en la historia hasta saber su resolución. La cual no es muy sorpresiva, pero si está bien rodada y contada. Lástima que la fantasía de este final quede algo peor que la vista en el resto del metraje. Incluyendo también el momento donde Terry, el hermano de Ig, interpretado de forma soberbia por Joe Anderson, el compañero del Sheriff de “The Crazies” (2010), que nos retrotrae a “Trainspoting”. Formidable.
Quizá un pero de esta cinta es el poco uso de una actriz como Juno Temple, actriz con grandes dotes que pasa demasiado desapercibida. Su parte de la historia me recuerda mucho a la, ya citada, vista en “The lovely bones”, aunque, afortunadamente con otro tono.
Así solo me faltó verla en plan Valkiria en “Conan, el bárbaro” en el tramo final para ayudar a su amado. Quizá hubiese sido un gran momento, aunque el de las serpientes no desentona. Porque, recordemos, Aja es un entusiasmado del gore, y siempre nos lo demuestra.
Por lo que solo puedo decir buenas palabras de este título, el cual ha sido, a mi entender, vapuleado por crítica de forma totalmente injusta. Si bien es cierto que no es un título de culto, aunque quizá consiga ese estatus con los años, es una película del todo disfrutable y que engancha de principio a fin. Cosa que no todas los títulos de de los últimos años pueden decir.
La Mansion del Terror - 7.5
7.5
Género: Fantástico - Romántica