“Interesante título que mezcla la venganza sobrenatural y el slasher mas puramente ochentero en un marco underground yankee”
Ricardo Islas es un director uruguayo que está afincado en Chicago hace años. Es allí donde retomó su carrera en la dirección de bajos presupuestos. Así rodó esta Headcrusher en 1999, aunque también se la conoce como Broken Skull. Su presupuesto es muy bajo, de hecho la cinta está rodada con una cámara amateur y en mano, pero no con el estilo falso documental tan de moda en nuestros días. Esto es cine underground yankee en toda regla. Vamos, decenas de homenajes, gore y 74 minutos de metraje con los que satisfacer al público con un trabajo sincero, sí algo cutre, pero muy entretenido. A un servidor el underground yankee le encanta, y esta cinta ha sido una grata sorpresa.
La historia nos sitúa en los 70 donde vemos a unos gánster acabar con la mujer del jefe y su amante, y lo lapidan. Veinte años después unos obreros darán con los cadáveres pasando el espíritu de John al cuerpo de uno de ellos después de reventarse la cabeza contra la pared. Así comenzará su venganza, eso sí, su venganza será en contra todo el mundo que se tope, más allá de sus asesinos.
A priori la sinopsis puede resultar interesante, pero es algo caótica en su planificación. De hecho hay varias escenas que sirven para perfilar personajes o tramas que sobran, y que son, a todas luces, los elementos menores, como la clase de defensa personal que está excesivamente estirada. Como os podéis imaginar las calidades técnicas son escasas, la fotografía es bastante oscura, hay que aprovechar mejor la cámara abriendo diafragma o algo, esta oscuridad es un pequeño gran fallo. La banda sonora es del todo inexistente, y el montaje, al menos cumple, aunque pudo ser algo más valiente.
Sí me ha llamado la atención la dirección. En todo momento parece que Ricardo Islas tiene claro qué mostrar, y cómo mostrarlo, que es muy importante. Porque Islas hace justo lo que los aficionados del underground yankee queremos ver. Tener un producto dinámico, valiente, con mala leche y que dure poco más de una hora. Y voila, eso justamente es esta Headcrusher.
Como es imaginable, ninguna actuación es destacable, más allá de personajes más protagonistas o menos. La mayoría sobreactúan, un clásico de este tipo de cine, pero todos parecen estar involucrados en la producción, que es lo realmente importante. De hecho, hay momentos de guion que son algo absurdos y están bastante mal interpretados por el elenco. Aquí si hay que darle un pequeño tirón de orejas a Islas ya que la dirección de actores parece muy justita.
Por otra parte, el killer es muy del estilo del visto en San Valentín sangriento, la original de 1981 y el remake de 2009, y El asesino de Rosemary, también de 1981, por no decir idéntico. Tiene igual de mala leche que estos, sí, la misma. Así veremos muertes muy violentas y hasta muy gráficas. Aunque aquí el montaje pudo ser algo más valiente. Los momentos más gráficos pasan casi inadvertidos ya que duran en pantalla un segundo escaso, aunque cumplen su función, qué demonios. Y el nivel de líquido rojo es muy elevado. Así vemos cabezas reventadas por trenes, decapitaciones, un pene arrancado de un bocado, hachazos, y un pequeño catálogo donde Islas demuestra gran valentía, como manda la tradición under.
De hecho se le nota bastante cómodo en estas escenas, lo cual dice mucho bueno de él para con el género.
Además el ritmo en general de la acción es bastante consistente, lástima de lo atropellado de la trama. Y es que se entremezclan varias, quizá demasiadas. Tenemos la de la venganza del killer, la de la hija del poseído, la de la mujer del killer, la referente a los gánster, y alguna otra que, como es de esperar, se entremezclarán en el tramo final. Tramo este muy dinámico y violento, muy violento.
De hecho, si no fuese por este pequeño desbarajuste la cinta sería bastante mejor. Porque Islas utiliza todos los cánones del slasher ochentero, pero alguna de las soluciones que toma son algo flojas y aquí sí hay una pequeña falta de ritmo en la dirección, y el montaje no ayuda en demasía.
Quizá también nos vengan demasiadas pelis a la cabeza en este tramo, pero centrándonos exclusivamente en este largometraje, hemos de afirmar que cumple a las mil maravillas como slasher de finales de los noventa y cine underground. Islas no esconde anda y enseña todo lo que tiene, algo que agradecerle.
En definitiva, un interesante título que mezcla la venganza sobrenatural y el slasher mas puramente ochentero en un marco underground yankee. El cual cumple totalmente sus objetivos y, si bien no es un gran producto, sí destaca de entre la marabunta de producciones de los, flojos, noventa. Recomendable, especialmente a los degustadores, como un servidor de este tipo de cine algo mas minoritario, pero no por calidad, sino por presupuesto.
Óscar Arias
La Mansion del Terror - 7.6
7.6
Género; Slasher - Venganza - Posesión - Gore