Crítica- Geisha assassin (2008)

“El debut de Gô Ohara cuanta con un flojo guion y luchas muy mal montadas”

El director de acción y coreógrafo Gô Ohara, es el responsable de Chanbara beauty, 2008, o Zero woman 2005, 2004, da el salto a la dirección con este título guionizado y producido por Isao Kodaka, la cual da la oportunidad a este respetado coreógrafo a dar rienda suelta a sus capacidades en una cinta de acción, aunque no lleguemos al Neo- action, tenemos todo el rato acción pero hay algo de drama de por medio.

Nuestra Geisha está interpretada por la debutante Minami Tsukui, de la cual esperamos ansiosos su próxima Gothic and Lolita psycho, 2010, que está acompañada de un elenco escaso pero habitual dentro del cine de acción japonés y especialmente en series de Tokusatsu, Kamen rider y demás. Así tenemos a gente como Nao Nagasawa, también vista en Hard revenge Milly, bloody battle, 2009, o a Satoshi Hakuzen, vista en Dororo, 2007, o Chanbara beauty, 2008.

Kotomi es una Geisha que quiere vengar la muerte de su padre a manos del Samurai, y antiguo alumno de su propio padre, Hyo-e, pero este rechazará el reto y dejará que sus hombres se enfrenten a ella. Entonces Kotomi demostrará ser una gran luchadora y merecedora de la espada Yamabe, con la que debe asesinar a Hyo- e, que en realidad no mató a su padre sino que defendió su vida.

Estamos ante un título que podríamos asemejar a títulos como Azumi, 2003, pero con muchas diferencias. La primera la vemos en el guión, en esta ocasión tenemos un guión flojo y bastante absurdo que solo nos lleva a continuas peleas, cosa de agradecer, aunque estas peleas tienen unas coreografías algo pobres. Cosa que sorprende mucho, quizá demasiado, ya que Gô Ohara es director de acción y hay diversas peleas que son flojas, pero no por la pelea en sí, que están bastante bien coreografiadas, sino por la dirección y montaje que tienen. Viéndolas parecen apagadas y estar excesivamente preparadas, sin nada de dinamismo. Vamos, que es mas bien fallo de la dirección que de los actores o coordinadores de las luchas.

Por otra parte la fotografía es bastante lamentable, una cosa es querer crear oscuridad y otra muy distinta es que haya negro total en mas de la mitad de la pantalla en demasiadas ocasiones.Porque si bien es cierto que el efecto de ocultarse en la oscuridad cumple queda muy exagerado, mas aún cuando los planos están enmarcados dentro de los focos no habiendo absolutamente nada mas para ver, me gustaría saber que pensaría de todo esto el director de arte.
Aparte la banda sonora es muy floja y no concuerda en absoluto con lo que vemos, está mal escogida, o quizá mal distribuida.

De las actuaciones realmente no se puede hablar ya que no hay casi interpretaciones, son representaciones de luchadores y la lucha. Solo los dos personajes principales tendrán algo mas de peso dramático, pero no demuestran nada, por lo que mejor centrarnos en las luchas, que es realmente lo interesante de todo el asunto.

Pero estas no llegan a unos niveles aceptables, especialmente teniendo una Geisha, recordemos que en los 70 hubo una gran cantidad de Geishas asesinas que, claro, comparándola con esta la dejan a un nivel bajísimo. Además aquí hay muy poca sangre, elemento fundamental para este tipo de cine.

Se luchará contra un monje, unos ninjas, en la tradición thaiwanesa, de los que vuelan, y no a lo japonés, que son mas reales, un ronin, un mago y otros mas, donde parece mas bien que estemos ante un videojuego ya que antes de cada pelea vemos un plano abierto mostrando a ambos luchadores, algo sorprendente, para luego ver peleas intensas pero sin fundamento y rodadas, como ya comenté, sin fuerza.

Ya en la parte final podremos ver el duelo final, como no podía ser de otra forma, y su respectiva explicación de la trama, pero es que todo esto lleva unos veinte minutos, o algo mas, y teniendo en cuenta que la cinta dura unos escasos 78 minutos podemos hacernos una idea de todo. Creo que hasta el propio Gô Ohara sabía que solo podía mostrar luchas y nada mas, una auténtica pena.

El debut de Gô Ohara es mucho menos interesante de lo que cabría esperar debido a una dirección pobre y a un guión sin sentido y del todo insustancial, porque aunque tengamos muchas luchas estas no están bien dirigidas y así esta cinta de escasos 78 minutos se hace pesada en algunos momentos, eso que no se para en ningún momento. De todas formas esperemos que el próximo trabajo de Gô Ohara sea algo mas dinámico y que este se centre mas en los distintos elementos que forman una largometraje, que no solo de luchas vive el hombre, menos aún el aficionado, que si queremos hacer un producto del estilo Azumi, o Dororo, hay que cumplir con unos mínimos, aunque se tenga un presupuesto ajustado.

Óscar Arias