Crítica- Frankenstein (1931)

“Magnífica obra de arte”

Mucho se ha escrito ya de esta auténtica obra de arte y ensayo, ya no solo de nuestro cine de género sino del cine en general. Cualquier recopilación de cine de terror que se precie debe tener esta cinta comentada al igual que las otras joyas de la Universal de los años 30.

Estamos ante la tercera versión del magnífico libro de Mary Shelley, Frankenstein, previamente Edison rodó su visón del monstruo al igual que Luciano Albertini, lástima que esta cinta esté perdida. Sin duda alguna estamos ante la versión mas recordada por el paso de los tiempos y con todo merecimiento. La unión de genios como Karloff, Whale, o el responsable de la criatura, Jack P. Pierce, nos legó un trabajo inmortal, con una fotografía maravillosa al igual que unos decorados terroríficos.

Es curioso comprobar como el paso del tiempo, si bien no la ha tratado excesivamente bien, no la ha hecho demasiada mella y vista a día de hoy sigue teniendo un halo especial que la hace ciertamente entretenida y hasta terrorífica en determinados momentos. Quién no se sorprende con las míticas escenas de la niña, o en el granero, escena realmente violenta. Sin obviar los gritos histérico de Henry Frankenstein cuando da vida a la criatura, siendo esta escena soberbia aunque superada en la continuación de esta, La novia de Frankenstein.

La primera vez que vemos a Karloff caracterizado como monstruo de Frankenstein es inolvidable, aquí Whale usa un truco muy acertado, le hace aparecer de espaldas hasta que está dentro de la luz, para así verlo de primeras en todo su esplendor, grandísimo acierto. De hecho su imagen perdurará, con todo merecimiento, hasta nuestros dias.

Hay que ser francos al decir que no muchos otros monstruos de Frankenstein le han superado, tanto en la caracterización como en la interpretación, Karloff consigue transmitir una humanidad especial, mitad bondad mitad maldad. La única pega que le pongo es que deja demasiado abierta la fantasía del espectador, y lo que vemos todos solo algunos comparten de la misma manera, ya que al no decirnos nada claro todos podemos divagar sobre el monstruo y lo que pretende.

Pero quizá ahí esté uno de los motivos del éxito de este monstruo, eso sí, siempre me resultó poco mostrado el daño que le inflinge Fritz, siendo esta una de las causas de su odio a los humanos.

En definitiva, al menos una vez en la vida hay que dar una oportunidad a esta cinta, y a todas las joyas de la primera época de la Universal. Tiene un encanto especial y es una forma interesante de desplazarse a la década de los treinta y sus peinados, si, va con segundas, y sus formas. CULTO ABSOLUTO.

Óscar Arias