Crítica- Endemoniados (1988)

“Otro de esos tìtulos de finales de los ochenta que mezcla diversos subgèneros”

Segunda, y ùltima, pelìcula de gènero dirigida por Emmett Alston, anteriormente rodò Fin de año maldito, en esta ocasiòn contando con una historia original del tambièn director John Carl Buechler. Con un elenco encabezado por el mìtico George Kennedy, que aunque no sea el personaje protagonista lo venden como tal para dar mayor publicidad. Recordemos que a Kennedy le hemos visto por El barco de la muerte, Pànico antes del amanecer, Creepshow 2 o Uninvited, estando acompañado de la mìtica Scream Queen Michelle Bauer, Hollywood chainsaw hookers o Beverly hills vamps, aparte de Pamela Gilbert, Evil spawn, Billy Jayne, Supersticiòn, Colleen McDermo, Embrance the darkness, o John Durbin, American zombie.

Jack viaja junto a su novia, Carrie, y unos amigos a una casa de campo para investigar la desapariciòn de su hermano, allì se encontraràn con Bill Crafton, quièn dice estar tras la pista de un Big foot que raptò a su hija en esa misma casa. Pronto el Big foot harà acto de presencia matando a varios de los chicos, el resto irà en su bùsqueda y se toparàn con Crafton, mientras el terrible animal siembra el caos en el monte, ademàs algo mas misterioso aùn està escondido por las grutas de la montaña.

Pues estamos ante una de esas extrañas propuestas que surgieron a finales de los ochenta donde la base era mezclar cuantos mas subgèneros mejor, y homenajear a cuantas mas cintas de culto mejor. En esta tenemos un Big foot, aliens, zombies y un estilo Slasher totalmente deudor de Viernes 13 en su primera parte, unido, ademàs a secuencias grabadas al mas puro estilo Posesiòn infernal, aunque, evidentemente y debido a su fama, sin las calidades, ni tècnicas ni de direcciòn, de las anteriores.

Es un producto del todo disfrutable perfecto para hacer una sesiòn doble con, la superior, Viento del infierno. La cinta tiene diversos aciertos, mantiene una direcciòn dinàmica, hay acciòn, gore, buenos ataques de la bestia, desnudos de nuestra Scream Queen Michelle Bauer sin ton ni son, zombies y aliens. Pero si bien la direcciòn es correcta no es capaz de unificar de forma acertada todos estos subgèneros, algo que no debe ser nada facil.

Las paradas de ritmo o los saltos ilògicos dejan al espectador del todo descolocado y eso que la cinta va enganchando poco a poco, lo malo son estos bajones. Las actuaciones son bastante malas, David Michael O’Neill, que es el autèntico protagonista, realiza una interpretaciòn atroz, sobreactuada a mas no poder, no me extraña que su carrera de actor sea tan corta. El resto del elenco està mejor, aunque nadie destaca, ni si quiera el bueno de George Kennedy, que a saber porque aceptò aparecer en esta producciòn. Aunque era habitual ver a viejas glorias pasearse por las series B o Z de la època.

Pero vayamos a lo gratificante de esta cinta, que es ni mas ni menos que su amor por el gènero. Lo que mas me gustò, y mejor hecho resulta, es el estilo slasher que se usa en las persecuciones del Big foot, parece un Jason pero metido en la piel del animal, ademàs con muertes interesantes y salvajes, algo de agradecer. Luego apareceràn zombies, una nave espacial y varias sorpresas que no resultan tan intensas como lo visto anteriormente aunque cumplen a la perfecciòn para cualquier devorador de cine de gènero ochentero. Toda la parte final es un batiburrillo de subgèneros donde lo peor es la sobreactuaciòn de David Michael O’Neill, el resto, pues puro divertimento ochentero, ni mas ni menos, y como no, con un final doble tìpico.

Otro de esos tìtulos de finales de los ochenta que trataba de mezclar diversos subgèneros. Toda la primera parte està muy conseguida, aunque el ùltimo tramo con la apariciòn de demasiados elementos queda todo algo saturado, de hecho parece que el metraje estirado de la primera parte podrìa haberse usado para meter mas metraje a toda la parte final que queda excesivamente ràpida. De todas formas es un tìtulo del todo recomendable, sin ser bueno es un buen entretenimiento, que de eso se trata, ¿no?

Óscar Arias