Crítica- Electroshock (2006)

“Especie de Slasher demoníaco con bastante gore”

Última película dirigida por Bob Keen, conocido especialmente por su trabajo en los efectos especiales donde a trabajado en innumerables cintas, como Museo de cera, Hellraiser (las tres primeras entregas), Yo compré una moto vampiro, Dog soldiers, etc. Aparte dentro del género ha dirigido Proteus y Mundo perdido.

Protagonizado por dos jóvenes vistos, especialmente, en series de televisión, aunque a Meredith Henderson la vimos en Jumper, y con James Binkley como malo, al que hemos visto por Mis apetitosos vecinos o La tierra de los muertos vivientes, además de contar con la siempre estimable presencia del genial Robert Englund.

Jonathan Chambers es un asesino que va a ser electrocutado, pero tiene una relación con el diablo lo cual le hace volver a la vida en el hospital, al mismo tiempo Sara Wexler también es ingresada ya que ha intentado suicidarse. Chambers busca a Sara como recambio del cuerpo humano, el suyo ya no le vale, en su búsqueda sembrará el hospital de muerte y litros de sangre. Solo Walter, su compañero de habitación, ayudará a Sara a intentar acabar con esta especie de demonio.

Especie de Slasher demoníaco con bastante gore, no obstante Keen es un experto en la materia, al que le falta un guión estructurado y presupuesto, algo que se nota en exceso. Y no solo por las pocas localizaciones, o los pocos actores, hay algunos que solo salen para ser descuartizados por Chambers, sino por demasiadas secuencias terminadas de forma ilógica y sinsentido. Clama al cielo la secuencia donde Englund muere que es donde se nos debería mostrar a Chambers mas demonìaco.

Hay un híbrido de comedia con gore con no se que, que descoloca a cualquier espectador. Lo único bueno es que desde este momento, si no fue antes, sabemos que estamos ante una cinta del montón que se ve para disfrutar de, los supuestos, buenos efectos gore. Y no son para tanto.

Pero lo mal perfilados que están los actores es una losa excesiva para esta cinta, además que ninguno de los actores realiza un buen trabajo. Quizá algo de dirección artística en este caso hubiese servido ya que parece que se ahorraron un puesto. Destacaría a Englund que en estos últimos años me gustan sus trabajos, aunque sean habitualmente apariciones estelares, pero están haciendo mucho bien al, supuesto, cine independiente de USA, y está consiguiendo que la mayoría de estas cintas se distribuyan por todo el mundo, un 10 para Englund, aunque aún espero que distribuyan Hatchet.

Lo interesante y atractivo de la cinta es el gore, del que tenemos paletadas. Con corazones abiertos, pechos reventados, electrocuciones, vientos divinos, cabezas reventadas. Porque realmente lo que salva a esta cinta de ser una mas del montón, aunque prácticamente lo es, es esta cantidad de sangre que vemos por todas partes de esta cinta. Que pena que no mostrasen tanto interés en perfilar tanto la historia como los personajes. Porque del asesino, Chambers, no sabemos absolutamente nada.

El final, que recuerda muchísimo a diversas cintas ochenteras tanto slashers, como religiosas. Es malísimo, con unas frases de los protagonistas que recuerdan a las peores cintas de sobremesa que se puedan ver.

Sangrienta película a la que la falta de guión y una estructuración mínima la dejan en una posición algo pobre. Ni las buenas cantidades de gore pueden salvar este producto que está destinado al olvido, aunque el tener la figura de Englund seguramente prohiba este detalle. Realmente para pasar un rato sirve, pero no se puede esperar nada ya que no aporta nada. Eso si, el que quiera ver varios corazones arrancados esta es su película.

Óscar Arias