Crítica- El mutilador (1984)

“Otro slasher ochentero que hará las delicias de los aficionados a este genial subgénero”

Buddy Cooper fue otro de esos directores que en los ochenta rodaron su película slasher de turno. Las modas son lo que tienen y tratar de dar el salto a la gran pantalla llamó a muchos, obviamente escribió el guión y usó a parte de su familia en papeles secundarios, como la madre de Ed o el propio Ed Jr. La película está protagonizada por un debutante Matt Mitler, recordémosle de otros títulos como Galaxy destroyer, 1986, o Breeders, 1986, que detesta este su primer film dentro del género, el cuál está plagado de actores noveles que no proseguirían sus carreras. Así solo podemos destacar a Frances Raines, también vista en Breeders, 1986, o en Disconnected, 1983, o a Ben Moore de la mítica 2000 maníacos, 1964.

De pequeño Ed asesinó a su madre por error, su padre, Jack, nunca se lo perdonó y medio enloqueció. Pasados los años su relación está muy deteriorada, pero un día Jack hace ir a Ed a su casa de la playa a arreglarla, este irá con unos amigos, pero los planes de Jack son otros y los chicos corren un gran peligro, la sed de venganza es lo único que mueve a Jack.

Correcto slasher con un guión algo flojo, calidades técnicas cutres y unos planteamientos muy poco originales, algo, de todas formas, muy habitual en la década. Hay que reseñar los saltos e incongruencias del guión y lo flojo de todos y cada uno de los perfiles, además de ser un catálogo de los perfiles clásicos del género. La pareja babosa que solo piensa en sexo, el gracioso, la virgen estrecha, y el chico simple que es el responsable de todo. Por lo que para su disfrute solo nos queda ver los niveles de gore y la tensión que es capaz de crear Cooper.

Pues bien, Cooper realiza una dirección bastante pobre, si bien la secuencia inicial, el asesinato de Ed, es intenso, esta intensidad se desvanece hasta pasado gran parte del metraje. De hecho todo el metraje usado en la presentación de caracteres y ubicación en la casita es muy malo. Al menos pronto surgirán los destapes y el gore, será aquí cuando Cooper si despierte al público y logre rodar algo interesante.

Las actuaciones son bastante malas, no se porqué Matt Mitler se quejó de sus compañeros cuando el realiza una pésima interpretación igualmente.
Por lo que nos quedamos con el gore y momentos terroríficos, los cuales, hay que decirlo, están rodados siempre muy oscuros, gran error por parte de Cooper. Aquí no es excusa el bajo presupuesto.

Veremos algunas muertes muy brutas en primera persona y un armario muy bien rellenado de cadáveres o restos de los mismos, siendo este detalle el que ha provocado que este título sea conocido por los fans del slasher. Ya que si bien es un título menor sus cantidades de violencia y gore son elevados y, realmente, toda la parte final satisface ampliamente al slashermaníaco.

Además, y como no podría ser de otra manera, la parte final tendrá todos los elementos clásicos del subgénero, y un asesino, que aunque no esté enmascarado, cumple de sobra con lo que podíamos pedir de él, y su”s” muertes son brutales. Lástima, me repito, de la oscuridad de la película.

Otro slasher ochentero que hará las delicias de los aficionados a este genial subgénero, no ofrece nada especial, solo un guión simplón, malas actuaciones y un buen catálogo de muertes, que es realmente lo que interesa. Lástima de la decisión de rodar todo tan oscuro, ya que nos priva de disfrutar mejor las secuencias, que no son pocas, de violencia, porque los pocos destapes que hay están bastante más iluminados, faltaría más. Si te gusta el slasher ochentero esta te agradará.

Óscar Arias