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Crítica- El increíble finde menguante (2019)

“Bucles temporales lastrados por un historia floja y un sonido pobre”

En los últimos años han surgido diversos títulos que jugaban con el espacio tiempo, si como el clásico “Atrapados en el tiempo”. Así hace poco hemos podido disfrutar de pequeños éxitos como las dos entregas de “Feliz día de tu muerte” u “Oblivion”. Pues en esta ocasión el debutante Jon Mikel Caballero decide rodar, y escribir, una película dentro de este, podríamos llamar ya subgénero, pero dándole una, o varias, vuelta(s) de tuerca. Algo que es de agradecer y que la diferencia del resto. Y si, Vigalondo también debutó con “Los cronocrímenes”, que es de este subgénero.

Porque aquí amén del esperado, y consabido, bucle temporal tenemos que la persona que sufre el bucle regresa con ropas distintas y tal y como acabó el bucle anterior. Ya sea con arañazos, la citada ropa y portando algún elemento. Cosa, por cierto, que no aporta nada, pero esto lo comentaré más adelante. Además el bucle cada vez dura una hora menos, jugando aquí Jon Mikel Caballero con acortar la imagen. Si, como leéis. Del panorámico vamos yendo a una imagen más estrecha, la cual, si bien se supone que es para adentrarnos en la esencia de la película no me gustó. No me metió en lo pretendido, y solo me hacía preguntarme que me estaba perdiendo en el resto del cuadro. Imagino que habrá gente a la que este detalle les haya convencido, y gustado, pero a mí no me atrapó ni me ayudó a seguir la trama. Es algo muy arriesgado, pero es loable el intento.

La trama, además, es bastante tramposa, y, por momentos algo inconexa. Pero esto sucede en casi todas las cintas de este subgénero, por lo que no estamos ante un error, sino en que depende del espectador y su apreciación. Así entrará más en el juego de la trama o menos. Y aquí al ser un híbrido de drama romántico y no sé muy bien que la verdad, pues me perdí. Además que al ser cada bucle distinto entre sí, con acciones nuevas pues no ayuda a poder seguir muy bien lo que está pasando o lo que está por pasar. Siendo este uno de los grandes alicientes de este tipo de cintas. Ya que el ir de fin de semana a emborracharse puede dar mas de sí, y solo vale para “perder horas del bucle”.

Y si a esto sumamos el gran problema de esta película, que es el sonido, pues tenemos momentos flojos y otros que no consiguen despegar. Especialmente porque no logré entender a los actores, os lo digo en serio. Y no me puedo creer que tengan mala dicción. Hay diálogos que no se entienden, de hecho los audios de Luis Tosar, que hace de padre de Alba, la protagonista de la cinta, es lo que mejor se escucha, y con diferencia. Pero, en contrapunto, la grabación de la niña se oye fatal y casi ni se entiende. Una pena.
Eso sí, tanto la banda sonora como la fotografía lucen a gran nivel.

A esto hay que añadir que las actuaciones no son excesivamente destacables, y que los perfiles parecen estar algo cogidos de pinzas. Así que no achacaría mucho a los actores este problema, aunque haya desigualdad en sus interpretaciones. Porque la mayor desigualdad es en la creación de los propios perfiles, la propia historia y los saltos de esta dentro de los diversos saltos temporales. Porque que Alba aparezca sabiendo elementos nuevos y que nadie parezca más asombrado me resulta sorprendente. Aunque aquí, insisto, todo depende del prisma del espectador y lo que consiga, o acepte, entrar en la trama. A mi me costó, y eso que este subgénero me encanta.

A mí la trama me llevó de más a menos. Iría del Río, que interpreta a Alba, lleva todo el peso de la cinta, y si bien no hace un mal papel tampoco me parece muy destacable. Cumple sí, pero en este tipo de cintas hemos visto interpretaciones muy superiores. Y esto es algo que vale para el resto del, escaso, elenco, el cual está formado por Adam Quintero, Nadia de Santiago, Jimmy Castro, Adrián Expósito e Irene Ruiz. Algunos rostros reconocibles de las series de televisión, y que no destacan pero, al menos, cumplen.

Pero si luego vemos que estamos ante un cinta de bajo presupuesto de la productora Trepamuros, del propio Jon Mikel Caballero, y Montreux Entertaiment, que ha sido rodada en Segovia y en Navarra, pues se aprecia mas el intento y el esfuerzo. Siempre tuve debilidad por los bajos presupuestos y lo que supone llevarlos a cabo.
Por cierto, las localizaciones son muy destacables y están bien aprovechadas. Aunque haya momentos donde no estamos muy ubicados en el espacio, es decir en la cabaña y alrededores.

Por otra parte, la trama romántica, que es el eje a fin de cuentas de la historia, me dejó algo frío y descolocado. Quizá porque me falta algo de guión, porque no acabé de empatizar o tan siquiera comprender a los personajes. Y es que a Alba la van pasando muchas situaciones que parecen añadidos, como besarse con el “amigo” youtuber, que Sira, Nadia de Santiago, la bese y se quede ahí la cosa, bueno tener algún matiz entre ambas, o lo relativo a Claudia y su embarazo y viaje. Matices que quedan algo desangelados o que no me aportaron lo necesario en los bucles temporales ya que no se usan, a fin de cuentas.

Por lo que si bien la cinta es correcta y es un buen debut, me deja con dudas y con la sensación de un no haber llegado a los límites que requiere este subgénero. Y si, como cine independiente gustará, pero ya tuvimos un bajo presupuesto por estas tierras de este tipo. La citada “Los Cronocrímenes”, que es más compacta y redonda, en demasiados aspectos a esta. Y no es por afán de comparar, sino que este tipo de historias están en boga y hay que dar algo más. Aún con todo, este tipo de películas son siempre muy recomendables, siempre me gustó ver cómo se las ingenian en dar la vuelta al bucle. Y aquí se agradece el incluir novedades, como lo del bucle finito en tramos de hora o la vuelta del personaje. Lástima del resultado final que no me acabó de conquistar.

La Mansion del Terror - 5.6

5.6

Género; Viajes en el tiempo- Romántica

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