““La semilla del diablo” se encuentra con “Paranormal activity”. Poca originalidad y justo entretenimiento”
El cine sobre el nacimiento del anticristo está ciertamente sobado, y hasta límites insospechables. Y es que casi todos los años aparece una, o varias, películas donde vemos el nuevo nacimiento del hijo de Satán. Así aparece esta “El heredero del diablo”, la cual mama, y mucho, de la película de culto “La semilla del diablo” de Roman Polanski. Pero claro, como es de todos sabido, este subgénero está manoseado hasta la saciedad y ya solo queda realizar híbridos con otros géneros o subgéneros para llamar la atención del espectador.
Así, los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett debutan con esta historia donde entremezclan el mockumentary, al más puro estilo “Paranormal activity” y el nacimiento del anticristo. Sobre la dupla de directores comentar que anteriormente solo habían rodado varios cortometrajes y una de las historias de V/H/S.
Por lo que estamos ante un híbrido de los cánones de “La semilla del diablo” y la saga de más éxito reciente de mockumentary, mezclado con found footage, por cierto, “Paranormal activity”. Lo cual puede crear ciertas esperanzas al espectador, aunque ya estamos muy saturados de found footage y mockumentary, amén, nunca mejor dicho, del enésimo nacimiento del anticristo. Pero claro, el año anterior “The devil inside”, que tuvo pésimas críticas, hizo una taquilla soberbia. Así, con todas estas premisas el visionado de esta “La herencia del diablo” no presagiaba buenas nuevas. O sí…
Pero, lamentablemente, así es. El mal presagio se cumplió en gran medida. Pero vayamos por partes, que hay bastante que comentar.
Para empezar el estilo mockumentary está insertado en la trama de forma bastante absurda e ilógica. De hecho ¿quién no pensó en asesinar al maridito?, no deja la cámara ni un solo segundo. Pero no, que es que en su familia todos están grabando todo el santo día… vaya pedazo de argumento.
Por otra parte todo lo relativo al embarazo cuelga de un hilo fino, o quizá finísimo. Esa fiesta en Santo Domingo daba para mucho, muchísimo más. De hecho toda esta parafernalia satánica está del todo desusada, al igual que los pequeños elementos de magia negra, o hasta vudú. Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett los mostraron cobardemente y los dejaron pasar sin más, grave error.
Además toda la trama va de un claro menos a más, pero este más no llega a destacar o a despertar de una forma poderosa. No, simplemente tenemos los cuatro trucos más habituales del cine mockumentary, es decir, sustos con movimiento cámara, y poco más.
De hecho, empiezo a estar cansado de este tipo de cine. No sé como las grabaciones han degenerado en un movimiento de cámara tan rápido, donde el espectador no puede ver nunca nada. Y señores míos esto es cine, una cosa es el estilo y otra hacernos pagar por una película donde no se puede apreciar nada en su justa medida. Hay que respetar bastante más al espectador.
La trama está sustentada en las actuaciones de Allison Miller, a la que vimos en “Blood: El último vampiro” (2009) y Zach Gilford, que este mismo año también ha presentado “Anarchy: La noche de las bestias”. Y si bien no desentonan, no parece que la dirección les deje ni lucirse ni demostrar sus cualidades interpretativas. Y es que el continuo movimiento de cámara les ayuda bien poco.
Además en este punto los directores usan un truco bastante sucio. Nos muestran, a su antojo, las escenas rodadas por Zach, Gilford, y los “vigilantes”. Vamos una licencia atroz. Parece que en demasiadas ocasiones nos traten como estúpidos, y no, una cosa es que disfrutemos de este cine y otra es que aceptemos cualquier licencia. Porque el estilo mockumentary está usado tan libremente que uno no sabe qué está viendo, o por parte de quién se está viendo, o a quien va dirigida esa información visual. Un pequeño caos, vamos.
Al menos en el tramo final la acción empieza a dejarse ver, y, aunque la misma sea muy oscura y mostrada en planos ultra rápidos, cumple. Sí, cumple. Y es que con estas premisas no tenemos la esperanza de ver escenas de posesiones interesantes, más aún, viendo los sustos chusqueros que nos intentan dar. Encima estos minisustos nos los muestran en el tráiler, tráiler que, una vez más, es más interesante, y, sobretodo, intenso, que la propia película.
Pero sí, hay un par de momentos relativos a la posesión que cumplen, y con gran solvencia.
Así en el tramo final tendremos algún que otro efecto, con sustos, sangre por las paredes y alguna pizquita de gore, poco. Y si bien nos quedamos con ganas de más mala leche en los momentos relativos a enseñarnos la posesión, esta cumple. De hecho el momento donde Zach queda pegado a la pared es genial, y sí, está rodado de forma bastante pobre, pero, y no entiendo el cómo o porqué, cumple.
Lástima que todo lo relacionado con el grupo satánico no esté mínimamente desarrollado, y es que no se sabe absolutamente nada acerca de este grupo, y daba un juego atroz.
Aparte, las escenas de la posesión final y resolución están contadas de forma muy rápida. Aquí nos podrían haber dejado deleitarnos con las secuencias. Porque después de toda la acción, y no enterarse mucho que está pasando, acaba todo el asunto y volvemos al comienzo, esta vez en París. Y, hablando de los policías, me pregunto, ¿Nadie vio las cintas? ¿Entonces para que nos las enseñan a nosotros? No entendí…
En definitiva, un híbrido, no tan malo como pueda parecer, ni tan bueno, desde luego, de “La semilla del diablo” y “Paranormal activity”. Lástima del abuso del movimiento de la cámara, y de la poca originalidad de todo el asunto. Y no, no quiero hablar sobre los metrajes de más acerca de la boda y demás momentos ñoños que no sirven más que para alargar la película. Esperemos que para la próxima Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett sean más originales y no traten de copiar un éxito pasado rodando una cinta de forma rápida y sin un enfoque bien claro y matizado.
Óscar Arias
La Mansion del Terror - 5.4
5.4
Género; Terror - Posesión - Exorcismo - Mockumentary - Found Footage