Crítica- El ático (1986)

“Flojo producto que deambula como los personajes por el film”

Escrita y dirigida por David Schmoeller para la productora Empire Prod de Charles Band con la que colaboró en otros films, Catacombs o La venganza de los muñecos, aunque siempre será recordado por esa joya titulada Trampa para turistas. Aquì cuenta con el genial Klaus Kinski en el papel protagonista, que es sin duda alguna el gran reclamo de esta cinta ya que fue uno de los actores mas prolíficos de esa época con cintas como Androide, Justine, La bestia mata a sangre fría o Nosferatu. Le acompaña un atractivo grupo de mujeres encabezado por Talia Balsan, vista en Trans- gens o The supernaturals.

El Dr. Karl Gunther está desequilibrado, tiene como mascota a una mujer, Martha, a la que la arrancó la lengua para que no le hablase y ahora juega a la ruleta rusa todas las noches para acabar con su vida. Pero como el destino se lo impide sigue una espiral de asesinatos en el edificio que tiene en propiedad y que tiene alquilado a diversas mujeres, nunca a hombres. Allí espiará a sus inquilinas y se deshará de ellas, solamente Lori tratará de salvar a Martha y acabar con el perturbado doctor.

Cinta recordada únicamente por la actuación de Kinski que hace de perturbado de forma casi natural, que bien le quedan siempre este tipo de papeles. Lamentablemente Schmoeller no está a la altura y rueda una cinta falta de fuerza y tensión, que es indiscutiblemente lo que pedía.

Además el guión es algo simple, nada trabajado y dejando demasiada libertad a los actores que parecen deambular por la pantalla, a excepción de Kinski que está como pez en el agua en esta producción anárquica. Me sorprende que la Empire produjese esta cinta, recordemos que trataban de sacar todas su producciones en cine, y no tiene su espíritu y lamentablemente fue un pequeño fiasco.

Pero de esta cinta se recuerdan muchos matices, que son solo eso recuerdos ya que el paso del tiempo no la ha sentado nada bien debido, en gran medida, a esa dirección plana por parte de Schmoeller. La actuación de Kinski es muy buena, asustaba mas que si de un monstruo deforme se tratase, con esos viajes por los conductos del aire, para acabar apareciendo como un nazi, algo que me parece de relleno, como para explicar sus acciones.

Al igual que la pobre mujer que tiene enjaulada, que parece un personaje de relleno también. Para el recuerdo quedan la mítica escena de la rubia que se corta las copas del sujetador dejando los pezones a la vista, ese Schmoeller, o la silla con el cuchillo, realmente salvaje aunque grabada sin fuerza, la constante de la película. O Kinski decapitando a un ratón, que quedan poco usados en la cinta cuando podrían haberla dado algo mas de fuerza.

Viendo esta siempre me vino a la memoria El fotógrafo del pánico, salvando las enormes diferencias claro está. Aunque en esta tenemos otro tipo de rodaje y situaciones. Además toda la parte final es algo caótica, aún me pregunto porque Schmoeller no nos enseñó las muertes y solo nos dejó ver los cadáveres, o la persecución por el conducto del aire que es muy descafeinada, o la absurda secuencia de la falsa muerte de Kisnki. O no mostrarnos el final de este, ya que el plano de la mesa con los cuadros negros y blancos es muy pobre y ¡Está desajustado¡

Una película que en su día era entretenida a la que el paso del tiempo no le ha sentado nada bien, aun contando con un Kinski bastante acertado. Habrá quién diga que es un actor pésimo y que aquí esta algo sobreactuado, ¿Pero donde no?.

Para mi el gran lastre es la dirección plana y sin ritmo de Schmoeller, que me parece inexplicable siendo el mismo que rodó la formidable Trampa para turistas. Apuntar que la banda sonora corre a cargo de Pinno Donaggio, habitual de Brian De Palma, a saber como acabó en este proyecto. Para ver una tarde sin ningún compromiso, poco mas.

Óscar Arias