Crítica- Diario de un vampiro (1992)

“Cinta de vampiros con un ritmo excesivamente sosegado”

Òpera prima de Shimako Sato, que ademàs escribe el guiòn tomàndo como inspiraciòn el poema de Edgar Allan Poe “Annabel Lee”, del cual hasta recita unas lìneas al final de la cinta. A Sato le debemos tambièn las dos primeras entregas de la saga Wizard of darkness. Està protagonizada por Julian Sands, conocido por su papel de Warlock, de hecho algunas ediciones videogràficas europeas usaron el tìtulo de Warlock; Tale of a vampire para su distribuciòn, algo del todo incomprensible, a Sands tambièn le hemos visto en Gothic o Romasanta. Junto a el està Suzanna Hamilton, habitual de los seriales ingleses, y Kenneth Cranham, visto en Chimera o Helbound; Hellraiser 2.

Alex es un vampiro que le gusta ir a la biblioteca a pasar las noches, pero un día se toparà con Anne la cual le recuerda enormemente a su desaparecida amada Victoria. Alex conseguirà que Anne entre a trabajar en la biblioteca y asì se conoceràn, pero harà acto de presecia Edgar, un misterioso personaje que entablarà conversaciones con Anne donde le irà contando lo que sabe de Alex, que es la razòn de los brutales asesinatos que se suceden en la zona últimamente ya que es un vampiro. Pero quizà Edgar esconda algo de la historia y el mismo sea un protagonista.

Fàbula romàntica vampìrica con impactantes momentos gore y un ritmo tan sosegado que provoca el sopor por momentos, y es que hay que tener mucha predisposiciòn para ver esta cinta porque toda la historia se cuenta como en susurro. Diàlogos lentos, caminares pausados, luces tenues, ningùn cambio de ritmo ni susto artificial, nada.

Quizà todo esto estè “inspirado” en el estilo de Poe, aunque no es que tenga un aire muy deudor de su obra ya que tampoco es tan plana y sosegada como es esta pelìcula a la que algo de ritmo le hubiese hecho mucho bien. Pero, curiosamente, con este ritmo tan pausado se hace entretenida y no resulta un bodrio en ningùn momento.

Las actuaciones son discretas, aunque quizà debido al ritmo y al estilo de Sato nos de a veces la sensaciòn de que los personajes hacen grandes interpretaciones, pero realmente son bastante planas. Sands deambula como alma en pena con los mismos registros, que si bien estaràn buscados quedan algo forzados. Suzanna Hamilton realiza una interpretaciòn tirando a floja, sus dos compañeros de reparto la pasan por encima sin hacer pràcticamente nada, algo muy sorprendete, y Cranham como tiene un papel que parece un Van Helsing vampìrico queda algo desangelado y sobreactuado por momentos.

Curiosamente hay grandes dosis de gore, se nos enseña a Alex asesinando a animales para beber su sangre y a personas de formas brutales, encima sin dejar huellas de vampirismo, genial toque que podrìan haber explotado màs. Y no solo en esta cinta sino en el cine de vampiros en general.

La parte final, donde esperamos algo de acciòn o movimiento, nos depara más de lo mismo. Un ritmo, casi màs pausado aùn, y un desenlace que podrìa dar pie para una segunda parte, que afortunadamante no se rodò. Al menos hay algo de gore y se recita el poema de Poe de forma pausada, algo que queda francamente bien, pero siendo francos parece que la cinta no tiene ni siquiera un final, salvo seguir viendo a Alex atormentado por el resto de sus días.

Cinta de vampiros con un ritmo excesivamente sosegado, aunque no es la ùnica muestra dentro de la filmografìa vampìrica. Donde la tediosidad y el sopor se apodera de nosotros por momentos ya que no hay ningùn tipo de acciòn que nos despierte, pero aún asì se hace entretenida ya que es bastante evocadora y ese aire de fàbula vampirica està realmente conseguido.

Lo que està claro es que no es para todos los gustos, si bien los seguidores del cine de vampiros clàsicos la apreciaràn los seguidores del cine de vampiros más actual, con mucha más acciòn, les sabrá a muy poco, pero aùn asì es digna de un visionado.

Óscar Arias