Crítica- Clownhouse (1988)

“Slasher ochentero con payasos de por medio. Infantil y entretenida”

Debut en el largometraje de Victor Salva, anteriormente había rodado un corto de género, aunque es recordado por todos por ser el responsable de la saga Jeepers Creepers, además de haber dirigido también el drama fantástico Powder. Comentar que aquí se sumó a la moda del slasher y que escribió el guión, algo que realiza en todos sus trabajos. Con un elenco escueto protagonizado por tres niños, de los cuales solo podemos destacar a Sam Rockwell, el único que siguió la carrera cinematográfica, al que hemos visto en Guía del autestopista intergaláctico o Happy hell night. Curiosamente los tres actores que interpretan a los payasos asesinos tampoco prosiguieron la carrera, del resto del elenco solo podemos destacar a Karl-Heinz Teuber, The Vineyard.

El circo está en la ciudad y los hermanos Collins irán a verlo, lo malo es que Casey tiene miedo a los payasos, además su hermano mayor, Randy, no deja de meterse con el. Al mismo tiempo tres lunáticos se escapan del manicomio, estos solo querían ir a ver a los payasos, algo que harán para mas tarde apoderarse de sus disfraces y crear el terror en la zona. Casey seguirá temiendo a los payasos, sobretodo después de verlos, pero sus hermanos y la policía no le creerán, pero pronto cambiarán de parecer. Los tres locos quieren matar a todo aquel con quién se encuentren, los hermanos tendrán que hacerles frente en su casa.

Slasher de la década dorada del género, en esta ocasión muy deudor del estilo de Halloween. Asesinos que escapan de un manicomio y la acción se produce en una casa de un barrio residencial, aparte de algunas formas y hasta planos copiados.

Aunque esta Clownhouse es algo infantil, en esa pseudo moda que hubo, también en los ochenta, de crear cine de terror para edades mas pequeñas, mostrando menos gore, con tensión, pero mas moderada y proponiendo a unos niños como héroes. La afamada Solo en casa se fijaría en este tipo de cine, con esta a la cabeza.

Lo malo es que el guión tiene momentos excesivamente infantiles, algo apurados, que se mezclan con un estilo algo mas adolescente que no acaba de encajar. Quizá la relación entre Casey, el hermano menor temeroso de los payasos, y Randy, el hermano mayor y brabucón, no consigue quedar bien plasmada.

Además Nathan Forrest Winters resulta un niño algo repelente, sus reacciones son muy forzadas y la decisión de mostrar al hermano que le apoya en todo y su némesis, el otro hermano, está muy exagerda, especialmente el papel de Brian McHugh, por dios que hermano mas mierdecilla.

Nuestros killers son interesantes, el disfraz de payaso ayuda mucho a crear mas momentos de tensión, aunque esta no sería la primera vez que se viesen a unos payasos atemorizando o asesinando libremente. Aunque no están muy bién tratados, quizá se abuse de mostrarles como tontos o retrasados mentales. Demasiadas muecas, aunque muy fuertes físicamente ya que están locos(¿?). Momentos extraños vaya, aunque lo tomaremos como licencias, que estamos ante un slasher.

Eché en falta algo mas de gore, o algo, aunque como es una cinta pensada para abarcar un mayor público puedo entenderlo. Eso sí, entonces Victor Salva debió haber mostrado algo mas de terror, o momentos mas tensos y dejar algo mas de lado las discusiones familiares que no pintan nada después de haber visto un par de ellas, vamos enseguida se entiende el ambiente que se respira entre los hermanos.

La resolución es muy típica del cine slasher, lo cual me alegra, aunque no está muy bien hilvanada con el resto del metraje y las excesivas licencias no permiten que esta cinta sea mas recordada. Algo que pudo ser si Victor Salva hubiese tenido algo mas de valor y hubiese mostrado momentos mas adultos y terroríficos, o haberse metido de lleno en el cine infantil.

Otro slasher ochentero que hará las delicias a los devoradores de este genial subgénero, no es de lo mejores productos pero si resulta simpática además con unos niños como protagonistas, lástima que tenga momentos menores y le falte bastante fuerza. Quizá si se hubiese acercado algo mas al estilo de La casa de los horrores ahora sería mas reconocida, ya que está bastante olvidada.

Óscar Arias