Crítica- Blood thirst (1965)

“Terror filipino competente que mezcla vampiros y un monstruo protector”

Coproduccion producida y dirigida por Newton Arnold, un habitual del cine de terror de bajo presupuesto tan de moda en las decàdas de los 60 y 70 rodadas en Filipinas. Salia bastanta màs barato a las compañías rodar en esta isla, es por esto que los actores son los tìpicos de estas producciones y que hemos visto en las grandes cintas de gènero rodadas por Eddie Romero o Gerardo de Leon, por lo que tenemos al gran actor filipino Vic Dìaz, un imprescindible en este tipo de cintas, al igual que otros actores de la isla.

En Manila se estàn produciendo unos brutales asesinatos, ademàs el asesino saca toda la sangre de las vìcitmas hacièndolas un corte en el antebrazo. El Capitàn de la policía Miguel pedirà la ayuda de su amigo Adam Rourke, un detective estadounidense especializado en casos sexuales y asesinatos. Este investigarà, haciéndose pasar por periodista, en un club propiedad de Mr. Calderòn donde danza una preciosa mujer. Al mismo tiempo la sobrina del Capitàn Miguel empieza a tontear con Rourke y a trabajar de incògnito en dicho club, que es el que alberga un misterioso culto Azteca para conservar la eterna juventud y poseen a un terrible monstruo. Quizà los asesinatos tengan que ver con susodicho culto.

Interesante propuesta filipina que mezcla elementos de las cintas detectivescas de la època en USA, con partes de terror mexicano, con un culto azteca que deberìa haber protagonizado màs metraje muy deudor de la leyenda de Elizabeth Bathory, que tubo problemas de distribuciòn y no vio la luz fuera de Filipinas hasta diez años despuès de su rodaje. Quizà por esto sea considerada una cinta menor, aunque a mi no me lo parece ya que mantiene todos los elementos tìpicos del cine Filipino, aunque a veces suban el ritmo, cosa a destacar.

Encima tenemos un monstruo, del que parece que Kauffman y compañia se inspiraron para su Vengador tòxico, que aparece en diversas ocasiones y que es el causante de las muertes, con una gran fuerza pero bastante mal caracterizado. Solo lleva una màscara de algo deforme donde solo le vemos un ojo y el resto es vestimenta negra, incluyendo unos guantes, habrìa que ahorrar.

Las actuaciones son muy clàsicas del cine filipino, pero metiendo al tìpico actor estadounidense que sobreactua por el mero hecho, quizà, de ser el protagonista y se le permite acaparar las escenas còmicas, eròticas y de acciòn. La atmòsfera està bastante conseguida, cosa a reseñar, y las pocas secuencias del culto son potentillas, aunque tienen el ritmo cansino del cine filipino de la època. Con algunas gotas de sangre y un culto extraño que hace que la “Diosa rubia” echando unas pastillas a una cuenca llena de sangre de virgen rejuvenezca.

Parece que distintos personajes estàn metidos con calzador, pero cumplen su cometido en la cinta, màs o menos, pero estas licencias por parte del director son algo excesivas.

Tenemos un final algo caòtico pero divertido, sobretodo porque hacìa poco tiempo que vimos como Rourke y Silvia se liaban, y claro, cuando la rubia usa su sangre envejece de golpe ¡¡Que humor filipino¡¡ Aunque podrìa ser a causa de ser sangre ya usada, porque queda algo mal contando.

Eso sì, al monstruo se le saca el partido justo, casi màs en la portada coloreada de la reciente ediciòn de Alpha video que otra cosa, siendo otro pequeño bajòn de la cinta, porque cuando es disparado por Rourke y Miguel ni se inmuta o cuando les ataca que queda algo flojo, bueno es mejor verlo.

Aceptable cinta de terror filipino, que mezcla en cierto modo el tema del vampirismo, con monstruo como criatura protectora de su diosa y cine detectivesco. Pudo estar mejor aunque se hace del todo disfrutable y como fue estrenada diez años despuès de su rodaje se gana ese punto extra por ser una especia de “cinta maldita”. A reivindicar por que, realmente, no tiene nada que envidiar a los productos mas conocidos de Romero o De Leòn.

Óscar Arias