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Crítica- Batalla mas allá de las estrellas (1968)

“Serie B cincuentera rodada a finales de la década de los sesenta y con unas calidades bastante pobres para su época”

El director japonés Kinji Fukasaku, actualmente conocido gracias a ser el creador de la saga Battle royale y que no ha dirigido nada desde su segunda entrega, 2003, trató de dar el salto a Estados Unidos allá a finales de los sesenta con una co- producción entre dicho país y Japón. Para ello tomó un guión de aventura espacial, género de moda desde la década anterior.

Aunque el presupuesto ajustado con el que contaron jugó totalmente en su contra ya que sitúa a esta producción dentro de la Serie B, y claro, da la sensación de llegar con diez años, por lo menos, de retraso. Recordemos que en 1968 vieron la luz películas como 2001, una odisea en el espacio, o El planeta de los simios, además que Ishiro Honda ya había revolucionado la Sci- fi oriental con sus monstruos radiactivos gigantes años atrás, por lo que lo mas destacado de esta producción es que se rodó en color y con un cierto aire “pulp” que la ha dado bastante fama.

El elenco es enteramente norteamericano, no hay ningún oriental, donde el protagonismo recae sobre Robert Horton, habitual de la serie Alfred Hitchock presenta.. de finales de los cincuenta, Richard Jaeckel, visto en Mako, el tiburón de la muerte, 1976, Grizzly, 1976, o Starman, 1984, entre otras, y la chica Bond Luciana Paluzzi que participó en títulos como La muerte no tiene sexo, 1968, Coartada en disco rojo, 1972, o Trágica ceremonia en Villa Alexander, 1972. Están acompañados por un elenco bastante novel que ya había trabajado para producciones japonesas, así tenemos a Robert Dunham, [Gorgo y Superman se citan en Tokyo, 1973], o David Yorston, [The neptune factor, 1973], entre otros.

El Comandante Jack Rankin es llevado a Gamma 3 para detener un asteroide que va camino a la Tierra, allí se encontrará nuevamente con el Comandante Vince Elliott, al que relevará del cargo, y su prometida la Dra. Lisa Benson, con la que Jack tubo un romance tiempo atrás. Pero una extraña forma de vida llega a la nave y provocará el caos, unas criaturas verdes de un solo ojo que se alimentan de electricidad van a destruir la nave si nadie lo evita.

Estamos ante el mayor ejemplo de creación de un producto tardío y totalmente fuera de época, no ya solo porque estuviesen llegando grandes técnicas a la reciente ciencia ficción sino que todo lo que tenemos en este producto estaba ya visto y no supuso ningún tipo de novedad. Salvo, quizá, la estética pulp y los vestuarios de las mujeres de Gamma 3, que parecen sacadas de una fiesta psicotrónica de la época, aunque mas bien todo lo contrario, mucho cachondeito por ver efectos tan chuscos, encima mostrados en color. Una de las grandes bazas de la sci- fi de los cincuenta era rodar en blanco y negro ya que así ocultaban los monstruos que se creaban. También tenemos una serie de decorados muy coloridos e iluminados pero de cartón piedra que parece que nadie se prestó a ocultar o mejorar.

Además Kinji Fukasaku decide realizar una dirección plagada de zooms absurdos, movimientos de cámara espasmódicos sin venir a cuento y lo que es peor, no sabiendo sacar partido a un guión pobre, poco original y con un machismo remarcado que estaba fuera de moda, estamos a finales de los sesenta. Por cierto, el guión de Armaggedon, 1998, es muy parecido a este y lo de un extraterretre que se cuela en una nave de forma sibilina es el inicio de todo un Alien, 1979. Cosas de la ciencia ficción.

El personaje del Comandante Jack Rankin es uno de los caracteres que mas he odiado en toda mi vida, su prepotencia, chulería, socarronería, altanería y que encima acabe siendo el mega héroe me sentó siempre fatal. De hecho el final me encabrona porque se le coge mucho cariño al débil Comandante Vince Elliott y claro. Además la chica parece un putón cuando no lo es. Pero es que si el guión es flojo en todo este aspecto no es nada mejor la dirección de actores de Fukasaku, quién incide en estos elementos creando una trama bastante penosa y sin continuidad alguna.

Al menos Richard Jaeckel y Luciana Paluzz realizan interpretaciones correctas pero es que Robert Horton es desesperante, que alguien me diga si se le mueve un solo pelo durante toda la cinta. Da igual que le persigan extraterrestres ni nada, el siempre está limpio e impoluto, aún herido. Siempre me sacó de quicio.

Mucho se ha criticado la caracterización de las criaturas de este film y tampoco son tan patéticas como se dice, cumplen con su cometido aunque es cierto que llegan con diez años, o mas, de retraso, y eso se nota. Además los efectos que vemos en esta cinta son algo cutrones. Los rayos de las pistolas son de risa, los vuelos de los astronautas son muy planos, y el planeta rojo que deben destruir es para comer aparte. No hablemos encima de la maquinaria de “último modelo” que usan los astronautas… mejor verlo.

Aunque por lo menos veremos en muchas ocasiones a los alienígenas y sus continuos ataques, de hecho hasta veremos esporádicamente sangre y hasta algún efecto gore, que quizá debió estar mas explotado, pero bueno.
Y el final, ese final que nos deja con ganas de matar a Robert Horton y que nos deja la sensación que este producto fue tomado en serio, al menos, por sus creadores, cuando, claramente, es mas entretenido por el divertimento que provoca su visionado que por que sea un buen producto, porque no lo es.

Serie B cincuentera rodada a finales de la década de los sesenta y con unas calidades bastante pobres para su época. Así este título es muy recomendado para los aficionados a la Serie B de ciencia ficción sin prejuicio alguno, ya que viéndola así tenemos un gran divertimento, porque al menos Kinji Fukasaku sabe mantener algo de ritmo, aunque el resto no esté muy conseguido. Para ver con amigos y cervezas, risas aseguradas. Porque si alguien se la toma en serio lo lleva claro…

La Mansion del Terror - 5.2

5.2

Género; Terror - Extraterrestres - Serie B - Sci-Fi

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